La villa de Estivella vivió ayer una tarde especialmente dura. Coincidiendo con el primer aniversario de la desaparición de Marta Calvo, la población quiso mostrar su recuerdo a la joven y el apoyo a la familia, organizando un acto simbólico, dentro de lo que se permite en las actuales circunstancias. Así, hubo primero un oficio religioso aunque, desde primera hora de la mañana, la plaza de la Creu ya exhibía unos paneles en los que la ciudadanía puede dejar mensajes de apoyo y recuerdo. Al acabar la misa hubo un pequeño acto. Junto a aun gran cartel «Marta, et recordem», una mesa estaba presidida por un ramo de flores y una fotografía de la joven desaparecida. La ofrenda de más flores y velas se combinó con el encendido en algunos balcones de la población. Cinco minutos de silencio y música del Cant dels Ocells formaron también parte de este homenaje popular. Que habría sido especialmente multitudinario si las circunstancias sanitarias no obligaran a un reconocimiento escalonado.

Estivella vive con pesar no ya la desaparición de la joven, sino el hecho de que su presunto asesino, José Ignacio P, no ha querido desvelar qué hizo con el cuerpo de la joven, una situación que mantiene atormentada a su familia y a toda la población, que reclama «una solución que amaine el dolor de la familia». Esta misma semana ha sido informado formalmente de que se le acusa de seis delitos de homicidio, según la Fiscalía, o de asesinato, según las acusaciones. Tres consumados y tres en grado de tentativa.