El calendario vacunal, una herramienta de salud pública que ha contribuido a que la cobertura en España sea una de las mejores del mundo, comprende una decena de vacunas contra enfermedades como la gripe, el tétanos o el sarampión, todas ellas recomendadas -ninguna obligatoria- a la población según su edad.

Un calendario de vacunación es una secuencia cronológica de las vacunas que se administran sistemáticamente a todos los ciudadanos en un área geográfica determinada o en un país; en el nuestro, el establecimiento, ejecución y evaluación del mismo es competencia de las comunidades autónomas.

Pero es el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) el que adopta los acuerdos para armonizar el calendario común de vacunación a lo largo de toda la vida, que en este 2020 está compuesto por una decena de vacunas.

La ponencia de vacunas es el organismo que propone, a instancias de la Comisión de Salud Pública del CISNS, recomendaciones sobre los programas de vacunación.

Para decidir la inclusión de una nueva, realizar modificaciones (introducción o eliminación de una dosis cambio de la pauta de administración) se analizan cinco criterios: carga de la enfermedad; efectividad y seguridad de la vacuna; repercusiones de la modificación en el programa de vacunación; aspectos éticos y evaluación económica.

  

El calendario infantil

En este 2020 se aconseja administrar a los niños, desde los 2 meses y hasta los 18 años, las vacunas frente a la poliomielitis; difteria, tétanos y tosferina (dTpa); haemophilus influenza tipo b; sarampión, rubeola y parotiditis; hepatitis B; neumococo; rotavirus; enfermedad meningocócica B, C y ACWY; varicela y el virus del papiloma humano.

No obstante, en este último caso solo se vacuna a las niñas de hasta 12 años. A partir de ahí, lo aconsejable es que la reciban las mujeres de hasta 18 no vacunadas, o vacunadas parcialmente con anterioridad.

También se recomienda la dTpa a las embarazadas a partir de la semana 27 de gestación y la gripe en cualquier momento del embarazo si coincide con la campaña estacional.

Sin embargo, para la Asociación Española de Pediatría (AEP) aún quedan pendientes introducir la tosferina en los adolescentes y la del papilomavirus humano en varones de 12 años, la vacunación antirrotavirus y la antimeningococo B en lactantes, así como la inmunización antimeningocócica con vacuna tetravalente (MenACWY), a los 12 meses de edad.

Las vacunas para los adultos

En el caso de los adultos, el consejo es vacunarse de difteria, tétanos y tosferina en personas susceptibles o no vacunadas con anterioridad; también debería administrarse una dosis de en torno a los 65 años a las personas que recibieron 5 durante la infancia y la adolescencia.

Desde el año pasado se sugiere a los nacidos entre 1970 y 1980 que se vacunen contra el sarampión si no lo han hecho previamente o no han padecido la enfermedad, y a los mayores de 65 hacerlo de la gripe y la enfermedad neomocócica.

A los adultos sin evidencia de inmunidad a la varicela se plantea una determinación serológica, que de resultar negativa se plantea la administración de dos dosis separadas por un intervalo mínimo de 4 semanas.

Cobertura vacunal que desciende con la edad

La cobertura vacunal en la infancia rebasa el 97 %, pero ese porcentaje va descendiendo a medida que la persona se hace mayor, de forma que en la adolescencia se sitúa entorno a un 80-85 % y ya en los mayores baja hasta el 57 % en lo que se refiere a la vacunación antigripal.

De hecho, en el personal sanitario la cobertura de esta vacuna es de únicamente en el 33,9 %, aunque en comunidades como la valenciana casi alcanza el 59 %, según recoge la Asociación Española de Vacunología (AEV), que indica que algo más de la mitad de los mayores de 65 años (un 54,2 %) se la ha puesto.

En ambos casos, las cifras están lejos de las pautas de la Organización Mundial de la Salud y de la Comisión Europea de lograr coberturas de, al menos, el 75 % en mayores y aumentar las coberturas de vacunación en profesionales sanitarios y grupos de riesgo.

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Pese a ello, según insisten expertos y autoridades sanitarias, España cuenta con una de las mayores tasas de vacunación del mundo, aunque con el estallido de la pandemia, el Ministerio de Sanidad constató en marzo y abril un descenso en el número de dosis administradas para los bebés de hasta 15 meses, de las recomendadas para las embarazadas y a los grupos vulnerables a la COVID-19.

Salvador Illa achacó a la crisis sanitaria y al confinamiento, aunque confió en poder "poner al día" la administración de vacunas y "restablecer progresivamente" la normalidad en el calendario vacunal.