A Roberto Terradez no le funciona bien el móvil. Es prestado, «de prepago, pero el único que tengo». Es el único aparato que le conecta al mundo exterior. «Si me llaman y no lo cojo o está apagado... Es porque funciona mal. Agradezco al vecino que me lo prestó, pero la verdad es que un móvil y, sobre todo, un ordenador es lo único que preciso porque me conecto a la wifi de los locales cercanos para buscar empleo y es bastante incómodo», explica.

Muchas personas le ofrecen muebles al leer que ha tenido que vender los suyos, pero Roberto asegura que se apaña con lo que tiene. El hombre, además, teme a la covid y tiene graves problemas con los ácaros.

«Empleo, yo necesito trabajar y de cosas materiales, un ordenador. Con los muebles que tengo me apaño. Si es que estoy solo y con la mesa que tengo y el sofá cama no necesito más. Vendí mi equipo informático completo y lo echo en falta porque buscar trabajo por el móvil es bastante complicado en las plataformas y encima se me apaga de repente. Si alguien me intenta contactar y no puede me disculpo de antemano», añade.

Roberto ha trabajado muchos años como administrativo. Su última experiencia laboral se centró en clases de español para migrantes. No le importaría trabajar de conserje «o donde sea, de verdad. No se me caen los anillos, no soy exquisito. Hay ofertas para personas de mi edad pero hay tanta demanda que al final mi aspecto físico parece ser el problema porque siempre es la excusa que me ponen».