«No es fácil esta situación. Para nadie lo es», reflexionó Ximo Puig al final de su intervención de ayer desde el Palau de la Generalitat. «Las pérdidas humanas, la incertidumbre, el coste emocional. No es fácil; nada fácil -enfatizó-. Y a todos se nos está haciendo largo, muy largo. Porque somos humanos. Pero tenemos que resistir. Ese es el único camino que tenemos: resistir». El tono del jefe del Consell fue muy serio, con escasas medias tintas. Es «un momento de gran desgaste anímico, de enormes sacrificios y de preocupación colectiva», reconoció.

«Que no se nos olvide: “confiarse” lleva a “confinarse” en cuarentena. Y a veces, a cosas muy peores: al hospital, a la UCI, o, por desgracia, al fallecimiento», subrayó a continuación. «Vienen días duros, muy duros», vaticinó. «O nos vacunamos todos y salimos de esta juntos, o saldremos más tarde, a medias y mal», dijo también.

Y, pese a todo, dio espacio a la esperanza. «Superamos la primera ola. Superamos la segunda. También superaremos esta tercera», aseguró el presidente autonómico, que sustentó su vaticinio en datos como el doble de camas hospitalarias que en la primera fase de la pandemia, 10.000 profesionales sanitarios de refuerzo, 462 respiradores más, productos de protección para dos años y el ritmo de vacunación «más elevado posible».

Bonig pide más medidas

El discurso de Puig recibió por la tarde la respuesta de la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, quien instó al presidente de la Generalitat a «tomar medidas» ante la grave situación de la pandemia de la covid-19 ya que parece «no ser consciente de la realidad». Se entiende que en relación al cierre de bares y restaurantes. A juicio de Bonig, Puig «se ha limitado a dar las mismas indicaciones de siempre», como lavarse las manos o mantener la distancia.