Son migrantes, la gran mayoría solicitantes de asilo y protección internacional, que llegaron hace pocos meses en busca de un futuro mejor y se encontraban en situación de calle en plena pandemia. Por ello, el Ayuntamiento de València, desde el servicio de Cooperación al Desarrollo y Migración, decidió contratar «por vía urgente» una vivienda-albergue propiedad de la entidad Obra Mercedaria para «la acogida, alojamiento, manutención, información y orientación técnica básica de 23 personas de origen migrante (familias) en la vivienda-albergue supervisado sito en Rocafort, que la citada entidad pone a disposición del ayuntamiento».

El contrato aseguraba el servicio desde el 15 de julio hasta el 31 de diciembre de 2020 y permitía ampliar el plazo si el consistorio precisaba de más plazas. Fuentes municipales aseguran que el contrato está vigente hasta el 31 de enero. El servicio contratado asciende a 117.485 euros. El Ayuntamiento de València ha abierto una investigación tras conocer la denuncia de algunas de las familias que residen en este albergue y que se quejan de actitudes racistas y mala praxis en la gestión y atención.

Tras presentarse allí el servicio de inspección «los usuarios cuentan con un teléfono directo de los funcionarios para denunciar cualquier problema y se ha puesto en marcha un seguimiento de la actividad que desempeña esta entidad social». Además, el ayuntamiento decidirá si el próximo 31 de enero prorroga el contrato, en función de lo que determine la investigación.

Y es que el pasado 7 de enero un grupo de familias que reside en este albergue interpuso una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Moncada en la que aseguran estar «sufriendo xenofobia y maltrato psicológico pro parte de los trabajadores y gestores de esta fundación», además de denunciar que «la comida es muy escasa, tenemos mala alimentación, nunca hay suficiente para alimentarnos, la comida frecuentemente está ya caducada y tienen todo bajo llave tras acusar a alguna familia de robar comida».

Por ello, «no hay merienda, no hay almuerzo para los niños que van al colegio ni para quienes salen a trabajar, no hay segundo plato, ni postre, ni fruta, ni quesos ni fiambre. Nos dan una barra de pan para seis personas», continúa la denuncia. Además, aseguran que les escatiman los productos de limpieza y el papel higiénico, «y no hay productos de aseo personal».

La demanda continúa con una crítica al personal. «En general, es prepotente y grosero. Nos amenazan con quedar sin plaza o dejarnos en la calle. No han prohibido el uso de calefactores porque no quieren pagar mucha luz, no hay mantas suficientes y no se lavan las que hay», aseguran los afectados que, además, incluyen en el escrito «amenazas con gritos y trato vejatorio y humillante».

Desde la entidad València Refugi aseguran que las familias «cansadas de que, ante cualquier queja, la respuesta sea ‘allí está la puerta de salida’ decidieron poner una denuncia, que es lo que hay que hacer en estos casos».

Conflicto por el frío

Desde la Fundación Obra Mercedaria de València, por su parte, emitieron un comunicado en el que centran el desencuentro de las familias en los aparatos de aire caliente. «El problema vino cuando se les pidió a las familias que se turnaran el tiempo que tenían encendidos los aparatos de aire caliente porque saltaba la luz. Las trabajadores iban habitación por habitación para que retiraran los aparatos e incluso encontraron la estufa de butano en una de las habitaciones con todo cerrado y niños pequeños dentro», alega la entidad.

Respecto a la comida, el centro asegura que hay asambleas grupales «donde se distribuyen las tareas y se decide el menú semanal que preparan las propias familias» y recalca que ninguna familia ha empleado los dos mecanismos que tiene en marcha la entidad para detectar problemas: un cajón de sugerencias y el Libro de reclamaciones. Por último, niegan «malos tratos, agresiones físicas, abusos e insultos hacia las familias que residen en la vivienda» y aseguran que llevan años gestionando recursos de acogida a personas migrantes.