Hasta 21 subsectores del comercio minorista de la Comunitat Valenciana que engloban a casi 20.000 negocios y a más de 58.000 trabajadores cumplen con los requisitos para recibir las ayudas directas que el Gobierno destinará a través de las autonomías a los sectores más afectados por la crisis del coronavirus. Ximo Puig anunció ayer que a la Comunitat Valenciana le corresponden mil millones, y antes de conocer la cifra, ya se sabían algunas de las condiciones del plan económico de Moncloa, que ampliará el espectro de beneficiarios a un centenar de ramas de actividad y que destinará los fondos a empresas y autónomos que hayan registrado durante el pasado año pérdidas de al menos el 30 por ciento respecto a 2019.

Según un extenso informe elaborado por la Conselleria de Economía y al que ha tenido acceso Levante-EMV, serían hasta 19.789 comercios minoristas pertenecientes a esas 21 actividades económicas diferentes los que aspiran a recibir esas ayudas, al haber sufrido retrocesos en sus ventas de al menos ese 30 % de pérdidas fijado por el Gobierno central.

El entramado minorista está conformado por un tejido empresarial atomizado y heterogéneo que impide evaluar el nivel de impacto tomando al sector como un único actor, motivo por el que el estudio baja al detalle y lo analiza por subsectores, lo que constata grandes variaciones entre actividades.

Nivel de afectación divergente

En conjunto, acumulan un descenso de facturación del 9,2 % durante 2020, pero el golpe es muy diferente dependiendo de la actividad que desarrollan: la alimentación ha resistido e incluso ha cerrado el año en positivo, el equipamiento del hogar ha ido mejorando cifras a lo largo del ejercicio hasta terminar casi en plano y el gran batacazo lo ha sufrido el sector de equipamiento personal, donde estarían la mayor parte de potenciales beneficiarios de ese balón de oxígeno.

Las ayudas públicas se han centrado hasta el momento en la hostelería, el ocio y los alojamientos turísticos, cuyos datos sobre la caída de su volumen de negocio ofrecen una visión mucho más aproximada a la realidad al ser un colectivo más uniforme. De hecho, las asociaciones de pequeño comercio, que vienen reclamando que se les incluya en el plan Resistir, atribuyen a esta distorsión de las cifras el haber quedado al margen pese a que en algunos casos el grado de afectación es muy similar al de los bares, por ejemplo.

Fórmula con cinco variables

Por ese motivo, Economía ha realizado un ejercicio de cirugía con este estudio, en el que han colaborado organizaciones del pequeño comercio y la oficina Pateco de las Cámaras de la Comunitat Valenciana, para poder medir de forma más precisa el grado de afectación por subsectores y tener «los deberes hechos» para eventuales planes de ayudas como el actual, según indican desde la dirección general de Comercio.

El documento utiliza una fórmula matemática para parametrizar el daño causado por la pandemia a cada rama del comercio minorista, considerando cinco variables: la incidencia de las restricciones, la variación de las ventas respecto a 2019, su tamaño en términos de empleo, su exposición a cambios en el comportamiento del consumidor derivados por la covid y su capacidad de recuperación tras la crisis.

De esta forma, aplicando este método a las 97 actividades que el estudio incluye dentro del comercio minorista, se fijan cinco niveles de impacto. ‘Bajo, neutro o positivo’, en el que se incluyen 56 actividades; ‘medio’, con 13 actividades; ‘alto’, donde se encuadran seis; ‘muy alto’, con 12; y ‘crítico’, que engloba a ocho.

Según concluye Economía, los más afectados son los comercios pequeños vinculados a las fiestas tradicionales (vestimenta y artículos falleros) y al turismo (tiendas de souvenirs) entre otros y que suponen un 23 % del total de negocios. En el segundo escalón se encuentra el 48 % de empresas, con la venta ambulante y las tiendas de ropa como principales sectores.