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El impás de Bonig tensa al PP

La síndica apura los tiempos once días después de conocer que no es la bendecida para liderar el partido

La síndica del grupo popular, Isabel Bonig, ayer, junto al ficus del jardín de las Corts. | LEVANTE-EMV

¿Gana tiempo Isabel Bonig hasta los comicios madrileños por si una eventual derrota de Pablo Casado (perder la plaza de la capital de España) le da opciones de jugar su baza en el próximo congreso regional? ¿Hay ‘satélites de Génova’ interesados en que la presidenta regional del PPCV haga pública su renuncia para allanar allanar el camino a Carlos Mazón siguiendo los designios de Génova? La respuesta a estas preguntas dependen mucho de a quién se le pregunte con voz dentro del partido, pero lo que sí salta a la vista es que el impás de Bonig a la hora de despejar la incógnita sobre su futuro (si tira la toalla o da la batalla) genera tensión y nerviosismo en el partido.

Hace ya once días que Génova hizo saber en persona a Bonig que no era la bendecida para continuar al frente de la organización, un recado que, al hacerse público, ha puesto a todo el partido en una delicada situación. Tardó cinco días en reaparecer y cuando lo hizo se limitó a aplazar su decisión a la convocatoria del congreso regional. Y es en este punto en el que la organización de la gaviota ha vuelto a enredarse.

Estatutariamente depende de la dirección regional la convocatoria del cónclave, pero, como sostienen fuentes de la dirección regional, esta fecha debe consensuarse con la dirección nacional, ahora mismo centrada en las elecciones de Isabel Ayuso. La idea originaria de Génova era esperar a que estos comicios, claves para el liderazgo del propio Casado, se celebraran para centrarse en el relevo en la Comunitat, pero, pese al llamamiento del partido a la calma, los movimientos no han parado.

Recupera cierta normalidad

Bonig ha recuperado cierta normalidad en su agenda: acudió el domingo a la celebración del 25 d’ abril en las Corts, participó ayer en la junta de síndics y atendió a la prensa. Y aseguró no tener noticias de la dirección nacional sobre la convocatoria del congreso regional.

La actividad de Bonig junto con su alusión a que ciertos «satélites de Génova» tienen demasiada prisa en forzar los tiempos y que «podrían tropezar» son interpretados en algunos sectores del partido como un pulso en toda regla a Génova. La dirección regional sostiene que no tiene inconveniente en convocar de forma inmediata el congreso, aunque para ello necesitan una instrucción de Génova que, insisten, no ha llegado.

La convocatoria no es en sí lo importante. Lo es porque será el momento en que Bonig tendrá que despejar su horizonte. La presión de Génova con apoyos suficientes en todas las provincias para convertir a Mazón en ganador hace muy complicado que Bonig tenga opciones de ganar el congreso y, dado el coste personal y político que significaría, le aboca a una renuncia, que puede ser parcial (quedarse para facilitar la transición) o total, es decir, abandonar la primera línea política.

Aunque el 4M está a la vuelta de la esquina, los nervios se incrementan y comienza a cundir en ciertos sectores el temor de que Bonig quiera ganar estos días de margen por si un fracaso del PP en Madrid le da opciones. Un último cartucho, apuntan algunos, ya que Bonig podría pedir el auxilio de barones regionales críticos con Casado.

Este temor habría desatado esto días todo tipo de elucubraciones sobre si Génova se adelantará y dará instrucciones para convocar el congreso de forma inminente. Incluso, habría barajado crear una gestora para, estratégicamente ganar tiempo, y celebrar el congreso en otoño, pero con Bonig y sus más cercanos, desactivados.

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