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La oportunidad de Oltra

La calidad de la asistencia debería ser lo que quitara el sueño, pero de momento el tanto político es para la ‘vice’

La vicepresidenta, Mónica Oltra

La vicepresidenta ha demostrado que no pierde el olfato político. Los sindicatos sanitarios llevaban semanas de protestas. La asociación profesional de las resonancias magnéticas, también. Unides Podem ya había salido en mayo claramente en contra de la empresa pública de salud que la Conselleria de Sanidad planteaba para la reversión del departamento de Torrevieja y el rescate de otros servicios sociosanitarios privatizados. Pilar Lima había hecho de este su primer gran asunto personal. Pero el gesto que quedará como definitivo para el entierro de esta iniciativa es la reunión de Mónica Oltra con los sindicatos el martes pasado y su posterior comparecencia ante los medios de comunicación para cuestionar, sin pelos en la lengua, la posición de Sanidad. Lógico que Ana Barceló, la que sale más tocada de este episodio, se indignara. Oltra contaba seguro con ello, pero la política es el arte de la oportunidad, lo sabe bien, y ella tuvo, de nuevo, la intuición de saber el momento oportuno para que la arriesgada decisión la pueda inmortalizar como la salvadora de los 1.400 empleados del área de salud de Torrevieja, aunque no se fueran a ir a la calle ni mucho menos con la empresa pública.

Sólo hay un elemento que puede diluir, quizá, la medida operación estratégica: un recurso judicial. No pasó cuando se empleó en la Ribera la misma fórmula del «personal a extinguir» (con puesto y sueldo asegurado hasta la jubilación pero sin posibilidad de traslado a una plaza en un hospital público), pero nadie asegura que no pase en la Vega Baja. Porque ahí existen dudas legales, todas las que ha planteado en sus informes el Consell Jurídic Consultiu.

Puede que quizá hoy mismo Oltra pierda la subdirección social de la entidad pública de vivienda que pretendía para uno de los suyos, pero posiblemente eso ya estaba en la lista de los números rojos cuando la líder de Compromís se decidió a dar la puntilla a la empresa pública de salud. El enfado de los socialistas lo daba por descontado. Y las posibles respuestas, como la de la EVha, también. En un tiempo precongresual en la parroquia del Bloc e Iniciativa, ese enfrentamiento con la otra izquierda, la más moderada, incluso la refuerza.

Es verdad que al ciudadano de la calle poco le importa si la gestión sanitaria de Torrevieja es a través de una empresa pública o directamente por la conselleria. Lo que mirará es si el servicio es óptimo. Si es mejor o peor que el que ha funcionado hasta ahora. Eso, la calidad de la asistencia, debería ser lo que quitara el sueño a gestores y gobernantes. Pero eso será cosa ya de Sanidad. De momento, la vicepresidenta Oltra se anota un oportuno tanto político.

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