Fernando Martínez García, alumno de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño (ETSID) de la Universitat Politècnica de València (UPV), ha diseñado y construido un nuevo parque infantil para el orfanato de Chiredzi, en Zimbabue. Ideado y hecho realidad en tan solo dos meses –de principios de mayo a finales de junio-, el trabajo de este estudiante de la UPV ha cambiado por completo las instalaciones del orfanato, añadiendo un toque de color, alegría y diversión en cada rincón del parque.

Construido a partir de lo que se conoce como reciclaje creativo, el nuevo parque del orfanato de Chiredzi da vida a 29 elementos diferentes: desde una pirámide, diferentes toboganes y columpios hasta porterías, motos y coches de juguete… todos ellos construidos con materiales reciclados de la zona. Por ejemplo, se han utilizado cerca de cien neumáticos usados de coche, camión y tractor, 700 metros de tubos de riego, manillares de bici y volantes de coche de desguace, dos tanques de agua rotos, etc.

Para su diseño y construcción, el estudiante de la ETSID de la UPV se basó en la opinión de los niños y los trabajadores del orfanato. “Se ha construido un parque acorde a las necesidades de los niños de Chiredzi, por lo que ha sido esencial empaparme de su cultura y realizar un parque a su medida”, añade Martínez García. El parque además se ha desarrollado de acuerdo con los principios de sostenibilidad económica, social y ecológica, cumpliendo así con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en concreto el ODS 10 para la Reducción de las Desigualdades (ODS 10).

“Este parque infantil supone el reto más grande al que me he enfrentado como diseñador y haberlo hecho realidad en un tiempo récord de 2 meses supone para mí una gran satisfacción. El contexto es muy diferente al que podamos imaginar en España, ya que en África todo fluye más despacio. Además, los materiales son los que tienes a mano; tienes que lidiar con los cortes continuos de agua y electricidad, por lo siempre hay que tener un plan B para no quedarse de brazos cruzados. Y para que sea ya una realidad, sin duda, la colaboración de los niños y la comunidad ha sido fundamental”, destaca Fernando Martínez García.

¿De dónde surge la idea?

La idea de realizar este parque infantil surge de las aulas de la ETSID, en concreto en la asignatura de Cooperación Universitaria al Desarrollo, impartida por la profesora Begoña Saiz Mauleón. Es entonces cuando Fernando decide centrar su Trabajo Fin de Grado en el diseño ético y social y en el público infantil.

“Ahí doy con la ONG PlayGround Ideas y, a través de ellos, me puse en contacto con el orfanato de Chiredzi, les planteo la idea y a los quince días estaba ya en Zimbabue. Sin duda el mejor reconocimiento que he podido obtener con este proyecto ha sido ver la sonrisa de los niños al deslizarse por el tobogán, escuchar sus gritos de alegría al saltar en el trampolín o percibir multitud de risas a tu alrededor mientras caminas por el parque infantil”, añade Fernando Martínez García.

Junto a la profesora Begoña Sáiz Mauleón, el proyecto de Fernando fue dirigido por Teresa Soriano Mascarós, egresada de la ETSID, quien el año pasado también llevó a cabo la construcción de otro parque infantil con sello UPV en la aldea de Heranjal, en La India, en el marco igualmente de su Trabajo Fin de Grado. Tanto uno como otro han sido posibles gracias a una beca del Centro de Cooperación al Desarrollo (CCD) de la UPV.

“Hay que poner en valor el deseo que muchos estudiantes tienen por aplicar sus conocimientos en un desarrollo humano y sostenible muy distinto al que han conocido hasta el momento. El alumnado recibe una excelente formación técnica que no siempre sabe cómo aplicar en lugares de necesidad. Basta con mostrarles el camino, una cierta estrategia, el ejemplo de otros compañeros y aproximarles a ciertas realidades para que ellos descubran lo que pueden aportar como parte de la solución y brillen con luz propia”, apunta Begoña Saiz.

El Centro de Cooperación al Desarrollo es el área de la UPV encargada de apoyar e incentivar la participación de la comunidad universitaria en actividades de cooperación universitaria para el desarrollo, con el fin de fomentar actitudes solidarias, y relacionar a la UPV con el conjunto de actores del sistema de cooperación internacional al desarrollo (ONGD, administraciones públicas y organismos internacionales).