Es el ejemplo de que los más vulnerables no acceden a la Renta Valenciana de Inclusión (RVI). Se llama Ricardo Mederos, lleva 20 años en València, tiene 68 años, es albañil y vive en una casa okupada en el barrio de Natzaret que rehabilitó con sus propias manos hace años. Carece de ingresos. Desde la llegada de la covid-19 participa en el programa de alimentos que tiene el Ayuntamiento de València mediante Cruz Roja. Lleva esperando la RVI desde hace tres años. Su solicitud data del 14 de enero de 2019 y aún no sabe cuándo cobrará la ayuda.
De hecho, València Acoge ha vuelto a preguntar por su expediente, pero la conselleria ha respondido que no pueden ofrecer una fecha de concreta de resolución, a pesar de que se van a cumplir 3 años desde que se formuló y que la persona interesada no ha recibido ninguna notificación por parte de la Administración. La razón que expone conselleria para esta falta de concreción son «los problemas de validación de las cuentas de domiciliación desde las entidades bancarias». Mederos presentó en su día, junto a su solicicitud de RVI, la documentación que le acredita como titular de una cuenta bancaria con la que sigue operando, pero no se sabe por qué razón no ha sido validada por la Generalitat para percibir la RVI.