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Erupción volcánica

Un notario valenciano de urgencia para la erupción de La Palma

El decano del colegio oficial de València se traslada a la isla para que los residentes puedan acreditar los terrenos arrasados por la lava -El servicio será gratuito en tres nuevas oficinas en las localidades de El Paso, Llanos de Aridane y Tazacorte

El decano del Colegio Notarial de Valencia, Francisco Cantos, ayer en La Palma Levante EMV

Una caja llena de papel notarial viaja en estos momentos por La Palma en una furgoneta de reparto. Aunque no lo parezca, ese papel timbrado es un bien vital para el devenir de los afectados por el volcán. La caja la espera Francisco Cantos, delegado del Colegio Notarial de València, que se ha trasladado de urgencia a la isla junto a sus homólogos catalán y canario. Están allí porque acaban de abrir tres nuevas notarías para dar respuesta al alud de certificados necesarios para que los palmeros acrediten la propiedad de sus terrenos afectados por el volcán. Falta que llegue el papel para ponerse a trabajar. 

Cantos se hará cargo de la nueva notaría de El Paso, que atenderá gratis a todos los vecinos que lo necesiten desde las instalaciones del ayuntamiento, que es el espacio cedido para ello. Las otras notarías estarán en Tazacorte y los Llanos de Aridane. El objetivo de Cantos está claro y es emitir un solo papel; el acta de notoriedad. Sirve para acreditar la propiedad de los terrenos dañados que, o bien no están documentados, o bien la documentación acabó destruida. 

«Aunque la lava no dañe más terrenos, tenemos trabajo para cuatro o seis meses», dice Cantos

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Los tres decanos se han desplazado a la isla por un tiempo mínimo de 15 días en respuesta al real decreto 20/2021 emitido por el Ministerio de Justicia de medidas en respuesta a la erupción del volcán, que contempla que tres miembros de la comisión permanente del notariado se trasladen al lugar. Son ellos, y no otros, porque su trabajo ahora es coordinarse, unificar criterios, y establecer la forma de trabajar que se va a seguir a partir de ahora. Cuando se vayan, el encargado de la notaría cambiará cada semana, en base a una lista en la que se han apuntado «un buen puñado» de notarios que se ofrecen para ir a la isla de manera voluntaria a ayudar. 

Situación excepcional

Cantos trabaja con dos escenarios, y el más positivo es que la lava siga llegando al mar por la misma ruta que lleva ahora. «Si la lava afecta a más terrenos, es imposible saber cuanto tiempo más vamos a ser necesarios, pero si la lava ya no daña más edificios tenemos trabajo por lo menos para cuatro o seis meses», explica Cantos. 

Según asegura el notario, que ha vivido las consecuencias de muchas riadas e inundaciones «estamos en una situación insólita. En València, por ejemplo, se va el agua y la casa sigue ahí, y el campo queda dañado pero al año siguiente produce. Aquí no. La casa ha desaparecido para siempre y los campos son inservibles para siglos. Es un desastre», cuenta. 

Ahora el reto es acreditar a los propietarios de los terrenos y casas destruidas para que puedan acceder a las compensaciones del Gobierno. «Hay zonas en España donde las propiedades están más o menos documentadas, en esta isla hay muchísimas propiedades que no están declaradas, al menos esa es la sensación hasta ahora», explica Cantos. Pero esto no quiere decir que sean ilegales. Más bien alegales. «De hecho, cuando pasa un lapso de tiempo los terrenos se pueden documentar sin problema», cuenta Cantos.

Las oficinas funcionarán con turnos rotativos en los que cada semana un nuevo fedatario acudirá a la isla como suplente

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Pero el proceso es lento y lleva su tiempo. El acta de notoriedad se divide en varias partes. El notario emite un acta en el que la propiedad del terreno es «notoria» en el ambiente del afectado, después se llama a varios testigos que lo certifiquen y son necesarios algunos documentos que, aunque sea de manera parcial, acrediten que efectivamente se es dueño de la propiedad. El pago del IBI, recibo de una cooperativa, etc. Después de esto, según explicó Cantos, se emite un edicto que tiene un plazo de 20 días para recibir alegaciones. Si en ese tiempo nadie contesta, se da por establecida la propiedad de esa persona sobre el terreno. Ese es el sistema que se va a estar reproduciendo cada día. 

Pese a todo, según explica Cantos, «si nos atascamos la ley contempla que se puedan enviar más notarios a la isla para hacer frente a todo el papeleo, pero nos tenemos que poner ya a funcionar a pleno rendimiento». 

De momento, la notaría de Cantos sigue en construcción. Cogiendo forma. «El ayuntamiento ha sido súper amable al cedernos el espacio y proporcionarnos todo el material que necesitamos». En mitad de la entrevista telefónica, indica que las ventanas de la oficina han empezado a temblar con un fuerte ruido de fondo. «Será la actividad sísmica», cuenta. Solo falta el papel para que se ponga en marcha.

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