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Víctor Camino

"No está escrito que vayamos a vivir peor que nuestros padres"

Camino advierte que la política «ha orillado a las personas jóvenes durante mucho tiempo»

Víctor Camino posa en el trinquet de Pelayo.

Víctor Camino (València, 1994) lleva casi 6.000 kilómetros en las últimas tres semanas en su campaña para ponerse al frente de las Juventudes Socialistas de España. Este politólogo, parte del equipo de comunicación de Ximo Puig en Presidencia y líder de Joves en València ha pasado primera prueba, la de los avales, con nota: ya es candidato oficial y ha superado en más de 1.500 apoyos al otro aspirante en liza, Javier Guardiola. Destaca que el 80 % de la oganización en la Comunitat Valenciana haya firmado el papel con su nombre. Quizás por eso trabajo, descentralización y optimismo sean sus principales banderas.

¿Por qué presentarse?

Queremos liderar un proyecto optimista, integrador, valiente para ser un movimiento útil para nuestra generación, algo que realmente se adapte a los problemas cotidianos de la gente joven corriente. Tener vocación de representar a los jóvenes currantes.

¿Hasta ahora no lo era?

Hasta ahora ha habido momentos en los que Juventudes Socialistas se ha mirado demasiado el ombligo, pero no quiero entrar en lo que fue o dejó de ser, sino lo que va a ser. Debemos girar la cámara de hacernos selfies para ver hacia fuera y sumar al mayor número de jóvenes que nos esperan como herramienta de cambio.

Son dos candidaturas para la Secretaría General, ¿en qué se diferencian?

Son formas diferentes de entender la organización. La nuestra es una candidatura desde la periferia al centro, con una mirada diferente, pero con la vista puesta en la unidad.

¿Descentralizar la organización con la idea de la España descentralizada?

España o se descentraliza o no se va a reconocer a sí misma. Nosotros proponemos hacer ejecutivas y comités federales itinerantes por todo el país, no tienen porqué ser grandes ciudades, pueden ser en espacios en riesgo de despoblación.

¿Las JSE son la cantera de dirigentes del PSOE?

JSE no somos las juventudes de nadie, somos las juventudes de las personas que se van a afiliar en los próximos años. Es una escuela de ciudadanía para ser reivindicativos, rebeldes e inconformistas en aspectos en los que el Partido Socialista necesita un impulso. No podemos olvidarnos de ser republicanos al pasar de los 31 años. Somos un movimiento autónomo que debe dinamizar la vida de la gente joven que quiere participar en política.

¿A qué retos se enfrentan?

Abordar tres emergencias: la feminista, la climática y la joven. Esta última aborda salarios bajos, desempleo, precariedad y falta de derecho a la emancipación. Hay que colocarla a la misma altura porque todas se interconectan entre sí. El feminismo es el eje vertebrador de este proyecto, es la revolución más digna. Y esta candidatura es eso: la transición de una política que a veces hace mucho ruido a un escenario más cooperativo.

¿Por qué los jóvenes participan menos en política?

Porque la ven muy alejada de sus intereses, la política ha orillado a las personas jóvenes durante mucho tiempo y ahora se da cuenta que sin esta generación no hay sociedad. Me niego a decir que somos una generación perdida, seremos una sociedad perdida si no se tiene en cuenta a esta generación; hay que incorporar las demandas jóvenes a la centralidad del debate.

Si no se dan respuestas, ¿existe el riesgo de la extrema derecha?

La extrema derecha siempre está a la contra, está en el pesimismo y la gente joven tiene ganas de vivir, es alegría y cada vez se van a sentir menos representada por los cenizos. Lo decía Zerolo, en el modelo de sociedad que defienden solo caben ellos: personas con mucha testosterona, mucha edad y mucha rabia. Somos la generación optimista que piensa que el mundo va a ir mejor, no está escrito en ningún sitio que vayamos a vivir peor que nuestros padres.

¿Los jóvenes no viven hoy peor que sus padres?

Hace 30 años el joven LGTBI no podía salir a la calle a escenificar su diversidad; hace 50 años las mujeres no podían tener una cuenta corriente sin el permiso de sus maridos; hace 40 años había un estigma a los movimientos ecologistas y feministas, por lo tanto, estamos mejor. Estaré enfrente de los que piensan que todo va mal, es lo que quiere la extrema derecha, pero la sociedad avanza. Es cierto que algo va mal, pero creemos que puede ir bien y hay que hacer que vaya bien.

¿Es un cambio del discurso del «indignaos» del 15M?

Pasamos de la resignación, de la utopía, a la acción. Este movimiento es la pelea contra la indiferencia, vivir es tomar partido. Criticamos, pero a cada crítica, una propuesta.

¿Cómo se llega a los jóvenes?

Hablando de sus problemas y dándoles un altavoz para transmitir sus demandas. Y eso se hace pisando sus códigos postales que siempre han estado invisibilizados. A veces caemos en solo hablar del centro, y hay M30 mentales en cada lugar, pero realmente debemos pasar de ese paradigma a que haya un kilómetro 0 donde haya un joven con problemas.

¿Y cómo se pasa desde JSE a las propuestas institucionales?

Haciendo una revolución generacional. Lograr un cambio o consolidarlo pasa por las Juventudes Socialistas. Hemos de ser vanguardia y abordar las utopías para dentro de cinco o diez años; si no estamos reivindicándolas en las instituciones no habrá merecido la pena. Queremos que el socialismo sea la bandera generacional.

Podría ser el segundo valenciano en dirigir las JSE, ¿el socialismo valenciano está de moda o hay caída en desgracia del PSOE de Madrid y Andalucía?

El socialismo valenciano es el espejo donde muchos se quieren mirar, es la referencia en la que mucha gente quiere confiar. Es un orgullo decir que Juventudes Socialistas está en eso, porque desde 2015 se hizo una revolución generacional con Sandra Gómez y José Muñoz que tenemos que convertir en permanente. Somos un faro para el socialismo, pero no únicamente podemos aportar la mirada valenciana, debemos aportar los acentos de diferentes federaciones. Frente a los expertos en demolición vamos a ser constructoras de puentes.

¿Qué consejo le ha dado Puig?

Hacer posible algo revolucionario: que quienes han estado siempre currando desde la retaguardia puedan liderar un proyecto que cambie la vida, hacer la revolución de la buena gente. Y por supuesto, que lealtad no es sumisión por lo que yo seguiré reivindicando el espacio joven.

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