«Quiero demostrar que es posible soñar a lo grande, esforzarse y trabajar cada día para conseguir las metas». Es el mensaje de Teresa Perales, nadadora paralímpica y deportista con mejor currículo de España, con 27 medallas, que ayer ofreció una conferencia en la Universitat Politècnica de València (UPV). La intervención de Teresa Perales, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021, fue el colofón de la ceremonia de entrega del premio Cavida de la Fundación CV Juan Arizo Serrulla, celebrada en el Paraninfo de la UPV, en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.

El galardón, dotado con 2.000 euros, en esta primera edición ha sido otorgado a Inés Mira Penalva, ingeniera de Diseño Industrial y Desarrollo de Productos del campus de Alcoi de la UPV, por su trabajo Diseño de soluciones en prendas textiles para conseguir autonomía en el vestir a personas con movilidad reducida, una propuesta desarrollada a partir de las necesidades de su hermano, con una discapacidad.

A sus 45 años, la aragonesa Teresa Perales no piensa en retirarse de la competición. «Cuanto más me lo preguntan, más ganas tengo de continuar», afirmó. Los hechos la avalan, ya que en los últimos juegos paralímpicos volvió a ser medallista, sobreponiéndose a una reciente lesión de hombro. Su meta actual es competir en los juegos de París. Lo que más valora no son los premios ni las medallas, sino sentirse orgullosa de su esfuerzo: «Como cualquier persona, yo también tengo días bajos o en los que no me apetece meterme en la piscina, pero me motiva recordar lo bien que me siento por haberlo hecho; esto lo extrapolo a todas las áreas de mi vida».

Perales defendió la actitud como motor de la satisfacción: «La sensación que sientes tras haberlo intentado, aunque no consigas tu meta, es positiva; cuando no lo has intentado, la sensación es mala».

En su conferencia, reveló que cuando empezó a practicar natación, con 4 o 5 años, los monitores dijeron a sus padres que su hija no servía y por eso se dedicó a otro deporte, el karate. No fue hasta que perdió la movilidad de las piernas, con 19 años, cuando aprendió a nadar. Para ella, la actitud también se entrena: «Todos tenemos las capacidades para desarrollar una vida plena y para superar la adversidad».

La nadadora aseguró que la sociedad ha avanzado: «Cuando yo fui a la universidad, nadie me preguntó si necesitaba alguna adaptación; ahora esto ha cambiado”, afirma.