Con una capacidad de contagiar multiplicada por dos o incluso por tres, la variante ómicron del coronavirus SARS-CoV-2 ha aterrizado en el peor momento de este segundo año de la pandemia: de nuevo con una explosión de casos y a las puertas de la Navidad cuando se van a multiplicar los encuentros sociales entorno a la mesa, sin mascarilla. La tormenta perfecta para los expertos.

Desde que la semana pasada se confirmó que la variante ya estaba presente en la Comunitat Valenciana (con el positivo de una persona en Elx que se había contagiado en una comida en València capital) ya son seis los casos que se han confirmado por secuenciación genómica, aunque son más los que se dan como probables en los laboratorios de los hospitales donde se criban las muestras PCR. Esto hace pensar que ómicron está ya circulando libremente y que es cuestión de semanas que desplace totalmente a los contagios de delta que, hasta este momento, han sido mayoritarios. Las consecuencias de este cambio están aún por ver.

Desde el Ministerio de Sanidad le están siguiendo la pista al crecimiento de ómicron y según el último informe sobre la variantes de mayor impacto, el 3,7 % de las pruebas aleatorias de cribado PCR que se hacen en laboratorios valencianos son probablemente de ómicron. Así, según este último documento, de las 380 muestras analizadas en la semana del 6 al 12 de diciembre, la del puente de la Constitución y la Inmaculada, casi el 4 % eran ya, probablemente ómicron cuando una semana antes no se había encontrado ninguna.

Con los datos del ministerio, la C. Valenciana estaría lejos de Canarias, donde de las 1.107 muestras analizadas, el 15,2 % son probable ómicron pero por encima de Baleares, Castilla-La Mancha, Galicia e incluso Madrid, con un 2,2 % de pruebas probables.

Son pocas pero desde el ministerio, sin embargo, reconocen que la tendencia de crecimiento es «muy rápida» y que el porcentaje de muestras compatibles se está multiplicando del orden de diez veces en solo una semana (crece un 1.000% semanal), por lo que la transmisión real que puede haber ahora mismo puede ser, fácilmente muy superior.

«El retraso en la obtención y comunicación de los resultados hace que los valores reflejados en las semanas incluidas en el informe puedan infraestimar la intensidad de la circulación de esta variante en el momento actual», concluyen.

Y esto es solo lo que se detecta como «probable» a través de una técnica de cribado a través de PCR que localiza las muestras susceptibles de ser ómicron, ya que mediante secuenciación genómica en la semana 48 — la última de noviembre— «el porcentaje (para toda España fue del 3,4 %.

Para la semana 49 con datos aún preliminares, «el porcentaje se sitúa en el 47 %», concluyen en el informe. En este caso, sin embargo, los expertos apuntan a que existiría un claro sesgo en la selección de las muestras y que se estarían secuenciando «más las que son probables a ómicron. Eso explica esa diferencia», confirma Fernando González Candelas, catedrático de Genética de la UV e investigador de Salud Pública en Fisabio. El experto en secuenciación genómica insiste en que la circulación de la variante en la C. Valenciana aún es baja pero las tasas de crecimiento son «muy altas», lo que augura que pronto se dé este desplazamiento de delta por ómicron.

Cambio en un mes

La evolución casa con las previsiones que los expertos valencianos hicieron cuando se conoció el primer caso: el momento en el que ha llegado ómicron es propicio para generar una «ola dentro de la ola» y que desplace «en cuestión de un mes» a la variante delta, según Iñaki Comas, investigador del Instituto de Biomedicina de València (IBV-CSIC) y que encabezó el estudio del Gobierno para esclarecer cómo entró el coronavirus en marzo del año pasado y cómo se expandió por toda España. «Es lo que estábamos viendo pasar en Reino Unido y lo que esperamos que pase aquí»

Las consecuencias de pasar de delta a ómicron todavía están por ver. Las esperanzas están puestas en que ómicron no produzca una covid más grave que delta y que está llegando en un momento en el que la mayor parte de la población está vacunada. Aún así no hay que despreciar el impacto de un aumento exponencial de casos, aunque sean leves: Aunque el porcentaje de casos graves y de muertes sea mucho menor gracias a la vacunación (y así se está viendo en los hospitales en esta sexta ola) «si el número de casos aumenta de forma muy importante eso es muy negativo», incide González Candelas porque no es lo mismo un 4 % de hospitalizados sobre 100 casos que sobre 100.000.

Para el ministerio, los datos son todavía «muy escasos» para determinar «el verdadero impacto de la variante» pero los estudios preliminares apuntan a «una mayor transmisibilidad y un mayor escape inmune. Todavía existe un alto nivel de incertidumbre en cuanto a posibles cambios en la gravedad de los casos». Aunque el impacto fuera en casos leves, el golpe lo recibiría un sistema de Atención Primaria que ya está teniendo dificultades para atender la demanda actualmente con el peligro —como sucedió en la gran ola de enero— de dejar de lado al resto de patologías, y sobre todo, el control y seguimiento de pacientes crónicos.