Resulta todo un clásico representar el Nacimiento cubierto de nieve. El tópico de las Navidades blancas y de un Portal de Belén nevado se corresponde más con algo que los cristianos estadounidenses y de Europa Occidental colocan, inspirados en su propio clima que con algo que sea frecuente en el contexto geográfico de Belén, o en el propio promedio climático de los mediterráneos. No obstante, aunque el clima de Belén está en un contexto estepario continentalizado con influencia mediterránea, hay que reconocer que las temperaturas medias del invierno sí pueden llegar a ser bastante bajas, 5 de media las mínimas y 12 las máximas. No muy distintas por ejemplo a las de algunas zonas del interior mediterráneo español. También en su promedio climático los meses más lluviosos en días y en cantidades son los de diciembre y enero, por lo que no resulta improbable que se registre precipitación en la época en la que solemos situar la Navidad. En ese caso no podemos descartar que las temperaturas pudieran bajar por alguna colada de frio procedente del relativamente próximo anticiclón ruso-siberiano y coincidir con un frente mediterráneo que dejara precipitaciones, pudiendo ser de nieve en cotas como la de Belén. Por otro lado, en fechas recientes, enero de 2013, hubo nevadas en Belén y no podemos por tanto descartar que pudiera nevar hace 2.021 años. Hay más de tópico que de realidad en la representación de un Belén nevado, pero lo cierto es que no es ni mucho menos imposible que nevara en esa época y en ese lugar. Eso sí, de ahí a pensar que el tiempo normal en las navidades españolas es frío y nivoso va un trecho, y las locas previsiones que hace 15 días marcaban unas posibles navidades blancas en nuestro entorno no eran más que una posibilidad entre muchas, como siempre que hacemos previsiones a más de tres días.