Lo cierto es que no voy a hacer sangre del árbol caído. Es más, me llama la atención que los mismos medios que elevaron a los altares al “joven meteorólogo, luego aspirante a meteorólogo y al fin cabañuellista a secas” lo están tirando por tierra o explicando con técnicos de verdad el porqué no ha pasado lo que no pasó ayer. Lo cierto es que yo no esperaba que nevara el 24 pero no me hubiera importado que lo hubiera hecho y no me he esperado que la famosa previsión fallara para decir que era muy probable que lo hiciera. Es como esos que están contra la pena de muerte porque pueden ser ejecutados inocentes y no porque matar a alguien esté mal en cualquier circunstancia. Nunca he creído en cabañuelas, pero jamás vi que ninguno predijera fenómenos en un día concreto. La altivez y soberbia con la que están contestando él y su entorno no a los que van a hacer sangre, que los hay, sino a los que le intentan convencer con buenas palabras de que reconduzca su maravillosa afición hacia una buena formación no ayuda. Todos hemos sido jóvenes y hemos creído que lo mejor era dar una buena previsión a muchos días vista, nunca a tantos como él ni con esos métodos que no funcionan, pero es mejor darse cuenta de que lo mejor es afinar a pocos días y no lanzar locuras arriesgadas. Insisto, el problema no es que no haya acertado es que, de haberlo hecho, habría sido fruto de la casualidad. Insisto en que el problema es de un entorno adulto que le ha dejado hacer esto y el de unos medios que han buscado clics y audiencias por el atractivo de algo atávico disfrazado de nuevo por el mundo urbano. Por cierto, no he visto en ningún sitio una previsión escrita en la que Filomena fuera prevista por esas cabañuelas, pero si cientos de previsiones a más de siete días vista que avisaban de lo que venía…. Y esas sí acertaron y hay pruebas documentales