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Una asociación valenciana crea en Polonia un hotel para las madres huidas de la guerra de Ucrania

La Fundación Juntos por la Vida habilita un viejo establecimiento hotelero para acoger a 50 mujeres con sus hijos

Instalaciones del hotel a solo 10 kilómetros de la frontera con Ucrania. Levante-EMV

«Un oasis total de paz para las personas que salen de Ucrania». Así describió a este diario Clara Arnal, presidenta de la Fundación Juntos por la Vida, el centro de acogimiento y alojamiento seguro que habilitó la asociación en un viejo hotel en Polonia, a tan solo 10 kilómetros de la frontera, gracias a la recaudación económica del Levante UD. Casi un mes después, reconocen estar «encantados» con la iniciativa.

«Está funcionando muy bien. Las mujeres están muy contentas. Vemos a los niños reír y que cambian muchísimo la actitud, el comportamiento, su mirada, después de haber pasado 24 horas aquí. Esto a todos los voluntarios que estamos con el proyecto nos da muchísima satisfacción», declaró Arnal. El recurso, recordó Jesús Rodríguez, vicepresidente de Juntos por la Vida, está destinado para cincuenta mujeres con sus hijos e hijas que no tienen vínculos en España y no quieren viajar «porque no tienen la seguridad de que puedan encontrar un sustento vital». 

El hotel está destinado para cincuenta mujeres con sus hijos e hijas que no tienen vínculos en España y no quieren viajar

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En este sentido, Arnal explicó que, hasta el momento, las instalaciones se han utilizado para emplazar a aquellas refugiadas ucranianas «que tenían programado un viaje a València, o a España, con vínculos allí y que tenían que esperar dos o tres días para subir al autobús». No obstante, ya están empezando a plantearlo para estancias «más a largo plazo y reservar un par de habitaciones de tránsito». «Ha habido momentos en los que ha estado casi lleno. Ahora ha bajado bastante el flujo de personas que quieren viajar hacia España», señaló. 

«Paz y tranquilidad»

Para Clara Arnal, en este lugar las mujeres, junto con sus pequeños, encuentran «mucha paz y tranquilidad, que es lo que ellas necesitan». «Es un espacio muy colaborativo donde, además, cada familia tiene su intimidad porque tiene su propia habitación y cuarto de baño, nada que ver con los grandes centros de refugiados donde están compartiendo espacios o durmiendo en el suelo y donde las condiciones son peores», señaló. 

El centro está gestionado por voluntarios, algunos españoles, con conocimientos de polaco, y otros procedentes de Ucrania. «Es fundamental para poder comunicarnos con las mujeres refugiadas», matizó Arnal. Desde Juntos por la Vida, subrayó, intentan «proveerles de todo». 

«Es un espacio muy colaborativo donde, además, cada familia tiene su intimidad porque tiene su propia habitación y cuarto de baño"

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«Hemos creado una despensa en la cual, con los productos frescos del mercado que compramos y los que vamos enviando con los autobuses, tienen la comida garantizada. También enviamos ropa o carritos de bebé. Vamos manteniendo ese nivel de calidad de vida mínimo para que puedan tener de todo», afirmó Rodríguez, que ha visitado las instalaciones en dos ocasiones.

El día a día, relató Arnal, se hace en una sala común con la que cuenta el hotel «sobre todo en aquellos más fríos». También hay un parque y un jardín en el que poder jugar y una cocina «donde entre todas las mujeres, por turnos, preparan la comida». «Hay muchísima luz», destacó Arnal. 

 Asimismo, la Fundación Juntos por la Vida cuenta con dos vehículos. «La residencia está un poco alejada del centro de la población. Si alguna familia quiere dar una vuelta por la ciudad, les acercamos», apuntó. Los voluntarios también gestionan, para las mujeres que se quedan una larga estancia, la obtención de permiso de asilo en Polonia para que puedan acceder a las ventajas que ofrece el gobierno polaco.

Apoyo psicológico

Con todo, una de las partes fundamentales es que los pequeños se sientan seguros y se olviden, en la medida de lo posible, del horror de la guerra de la que huyen. Por ese motivo, la Fundación se coordina con otras organizaciones que cuentan psicólogos para poder atenderles si necesitan «alguna intervención con algún menor».

Así, Jesús Rodríguez reconoció que, gracias a la colaboración de las Fuerzas de Paz norteamericanas y polacas que les visitan habitualmente, han podido conseguir un proyector para poner películas a los pequeños y están arreglando el jardín para crear un pequeño campo de fútbol. «La semana que viene vendrá un mago para hacerles una jornada de magia», señaló Clara Arnal.

«Intentamos que los niños y niñas estén totalmente alejados de lo que han vivido estos últimos meses, porque hay algunos que han llegado con verdaderos traumas», concluyó la presidenta de la asociación.

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