Podemos ha tomado nota de la última actuación en Eurovisión y se ha montado su propio Benidorm Fest, en este caso, de izquierdas. En València, eso sí. Si a la delegación española en el concurso, acostumbrada a serpentear en los puestos de cola en las últimas ediciones, le ha funcionado como revulsivo, ¿por qué no a los 'morados'? Carpas, charlas, conciertos, food trucks... todo un festival musical con tintes políticos ocuparon los Jardines de Viveros de València con los que subir la moral al partido con un muy buen dato de asistencia (más de 3.000 entradas vendidas) y rearmar el discurso ideológico.

El evento, la 'Fiesta de la Primavera', es considerado ya una tradición en Podemos dentro de lo que se pueda considerar tradición en un partido de 8 años de historia, con la novedad de su aterrizaje más allá de Madrid. Esta vez en la capital del Turia y más en concreto en los Jardines de Viveros, en otro guiño descentralizador más de la formación morada hacia su rama valenciana que ya fue quien acogió en junio de 2020 la presentación de Ione Belarra como secretaria general del partido.

Charla en una de las carpas de la Fiesta de la Primavera. EDUARDO RIPOLL

Y en una fiesta lo primero que se siente no es la música que suena ni las copas que se ponen sino quién baila en el centro de la pista. Las ministras Ione Belarra e Irene Montero son las responsables de cerrar la actuación el domingo, las cabezas de un cartel al que se le añadió un desembarco total de los máximos representantes de Podemos, tanto en el nivel orgánico como en el propio Gobierno, y hasta un ex como Juan Carlos Monedero.

Sin embargo, hay silencios de ausencias que ensordecen la música. Es el caso de Yolanda Díaz, una falta de la que se han escrito ríos de tinta más cuando se tiene confirmada su presencia la próxima semana en València en otro evento. "Motivos de agenda" sirvió de justificación desde su entorno para que la vicepresidenta, ministra y considerada lideresa del espacio a la izquierda del PSOE no fuera parte de la fiesta 'podemita' y que añade runrún por la distancia con la formación morada en pleno debate por 'sumar' en las confluencias.

De haber ido, Díaz se podría haber encontrado con su homóloga en la Generalitat Mónica Oltra. La número dos del Consell acudió por la tarde a una de las tantas charlas que se llenaron durante toda la jornada. Lo hizo con abrazo y compañía de su compañero en el ejecutivo valenciano, el vicepresidente segundo y considerado líder de Unides Podem en la Comunitat Valenciana, Héctor Illueca, y la secretaria general de Podem, Pilar Lima.

Pilar Lima, Mónica Oltra y Héctor Illueca acuden a una de las charlas de la fiesta de Podemos.

"La primavera es tiempo de causas comunes" dijo su partido (Iniciativa) en Twitter, lo que añade calor al acercamiento de Oltra a una coalición de izquierdas de la que ella siempre se ha mostrado partidaria pero que se ha encontrado con el recelo por parte del resto de formaciones que componen Compromís a pactar con los morados.

De haber querido formalizar algo, de las diferentes charlas y debates hubiera podido extraer suficientes responsables políticos para formar una lista, ideas para llenar un programa y asistentes para cerrar una campaña. Y no solo con nombres de Podemos, organizador y protagonista entre las carpas. Estuvo la diputada de EH Bildu Mertxe Aizpurua y el exparlamentario mítico de ERC, Joan Tardà, en lo que para la formación morada es un ejemplo de ejercer de núcleo irradiador de la izquierda. También con representantes de la llamada sociedad civil con referentes progresistas como la escritora Elisabeth Duval, o el exletrado de Derecho Constitucional, Joaquín Urias, que dieron empaque teórico a los festejos.

Habría quien incluso podría haber dicho que se encontraba allí Íñigo Errejón dando una ponencia, pero al comenzar a hablar en inglés con acento de Sheffield ya se habría descubierto que no, que aquel chico rubio, pálido y delgado no era Errejón. Por si acaso, esta diferenciación fue lo primero que tuvo que mencionar en su intervención el escritor británico Owen Jones quien admitiendo el parecido (lo hay) dejó claro que por mucho que se parecieran no, no eran gemelos ni familia. Por si acaso.

"Lo que parece que no puede fallar son los 40 grados que nos acompañan siempre", dijo Lilith Vestrynge, secretaria de Organización, al comenzar una de las charlas bajo el anticipado calor veraniego por mucho que la fiesta lleve la estación de la primavera en el nombre. Porque quizás no estuvo Yolanda Díaz, ni Pablo Iglesias, pero no faltaron los abanicos, las búsquedas de sombra, las bebidas en la mano y el compadreo. Tampoco hablar del papa, el rey, la regulación del alquiler, la legalización del cannabis o los Chikos del Maíz. Sino, no habría sido una fiesta de izquierdas.