Hay un reto (en realidad, varios) a abordar cuando se habla de juventud. Y ese pasa por conectarse entre sí. Sociedad y juventud. Juventud y sociedad. Ambas cohabitan pero rara vez interactúan y cuando lo hacen, no llegan a entenderse.

Los jóvenes participan pero a través de mecanismos nuevos y alejados del tradicional sistema de partidos (que también utilizan), por lo que la comunicación no acaba de ser fluida entre las administraciones y ellos.

Les preocupa la paz, el cambio climático y la incertidumbre vital, representada en su máximo esplendor a través de la palabra precariedad.

Así lo apuntaron este miércoles días algunas representantes juveniles en la jornada «Jóvenes, Europa y ciudad», organizada por el diario Levante-EMV y patrocinada por la Concejalía de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de València y el Instituto Mediterráneo para el Desarrollo Sostenible (Imedes).

El acto, enmarcado en el Año Europeo de la Juventud 2022, repasó la participación del sector joven en la toma de decisiones y los posibles métodos de empoderamiento e implicación.

Una primera parte consistió en una conversación entre Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo, y Elisa Valía, concejala de Participación Ciudadana de València, moderada por el periodista Julio Monreal.

La segunda, fue una mesa redonda conducida por la directora de LevanteTV, Silvia Tomás, que dio voz a las protagonistas, las jóvenes. Representadas por Rocío Barbeito, vicepresidenta delConsell de la Joventut de València; Roser Domingo, artista, música y multimedia; Patricia Tomas, presidenta del ESN Erasmus UPV y Paz Navarro, vicepresidenta de la Asociación Jóvenes Empresarios de Valencia (AJEV) y acompañadas por la concejala de Juventud, Maite Ibáñez y el director de Desarrollo Corporativo de Imedes, Joan Ignasi Pla.

En un primer acercamiento al diagnóstico, Maite Ibáñez comenzó su intervención apuntando a la necesidad de «crear espacios de participación para los jóvenes y conectar con ellos desde las administraciones».

A lo que Pla contestó que «no es posible hacer políticas de juventud al margen de la juventud» y opinó que la sostenibilidad es una «gran oportunidad» para incorporar gente joven a un mercado laboral que tiene que crearse con buenas retribuciones.

Además, para él, es necesario cuidar la educación universitaria y la formación profesional. Ha visto, dijo, como «se ha denostado el ámbito no universitario en España y ahí está el desempleo de los jóvenes». Algo que Paz Navarro observa desde la Ajev.

«No encaja la demanda que tienen las empresas con las ofertas de empleo que hay. Existen problemas en sectoreque tienen dificultad para crear equipo».

Los ponentes durante la segunda mesa de la jornada en el CCCC. Fernando Bustamante

«Sobrecualificados y en paro»

Además de esta coyuntura, que crea frustración por la imposibilidad de encontrar empleo y desarrollar un proyecto de vida, emprender no es nada fácil. «Tuve que tener varios trabajos para poder empezar y aún así los números son negativos. Hace falta apoyo para proyectos jóvenes».

Patricia Tomás apoyó esta visión y señaló que además, «nos formamos y no encontramos trabajo. Estamos sobrecualificados y desempleados».

«No me quiero ir a Holanda. Quiero trabajar aquí, ¿qué hago si la única salida acaba siendo emigrar?», se preguntó, y dijo que aunque detecta voluntad en las administraciones para representar a la juventud y poner solución a sus problemas en la esfera pública, le preocupa que solo se trate de «marketing político» o de que se haga con mecanismos alejados de las prácticas jóvenes.

Roser Domingo, por su parte, sí ve un interés por parte de las instituciones. «Las residencias artísticas del Ayuntamiento de València son un ejemplo de ello», apunta. «Si no fuese por este tipo de proyectos no sé como empezaríamos», defiende.

Joan Ignasi Pla: 'Las redes bien utilizadas pueden generar comunidad para la toma de decisiones'

Todos coincidieron: falta afianzar acciones concretas y actualizar la participación. En este sentido, Rocío Barbeito repasó las nuevas formas de implicación de la juventud que poco (o nada) tienen que ver con las «tradicionales».

«Cuando vemos que hay una intención de tenernos en cuenta, no llega». ¿Por qué? La representante del Consell de la Joventut razonó que «los jóvenes no nos vinculamos a la política de la misma forma».

Y ejemplifica con la lucha por el cambio climático. «La primera huelga por el clima del mundo la organizaron los jóvenes a través de las redes sociales. No fue ningún partido».

Reconoce que en los últimos años sí se ha incorporado a este segmento poblacional en el discurso público, pero que todavía falta afianzar políticas de vivienda y empleo, entre otras, para acabar con esa inestabilidad crónica que condena a las nuevas generaciones a una «eterna juventud».

La pandemia no ha ayudado. Ni a las condiciones de vida ni a la imagen de los jóvenes en la sociedad. Después de ese estigma durante la pandemia por culpabilizarles de brotes de covid o una supuesta «irresponsabilidad» hacia las medidas sanitarias, las jóvenes que participaron en la mesa destacaron, por el contrario, las buenas cualidades que quedan eclipsadas por botellones, drogas y fiestas desenfrenadas.

En este sentido, Maite Ibáñez apuntó a la urgente necesidad de «desestigmatizarlos y poner en valor el emprendimiento». «Hay muchos jóvenes comprometidos y solidarios y urgen campañas para visibilizarlos como hemos hecho en el ayuntamiento».

Por último, Pla dijo que la participación tradicional es la que cambia las cosas hoy todavía. Pero, ¿cómo canalizar la efervescencia de la gente joven? ¿Cómo traducir la preocupación por el medio ambiente en participación?

Pla concluyó que «las redes bien utilizadas pueden ser buenas para ir generando ese ámbito comunitario en la toma de decisiones».

«El futuro de la UE tiene que incluir la voz de la juventud»

Se acabó aquello de «todo con los jóvenes pero sin los jóvenes». Si se busca una Europa más verde, más digital y más inclusiva, se ha de contar con todos los segmentos de la población, ellos también.

Así de contundente se mostró Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo en el encuentro «Jóvenes, Europa y Ciudad» organizado por Levante-EMV con la colaboración de la Concejalía de Participación Ciudadana y Acción Vecinal del Ayuntamiento de València y la firma Imedes que se celebró en el Centre del Carme de Cultura Contemporània (CCCC) de València y durante una conversación compartida con Elisa Valía, concejala de participación y Julio Monreal, periodista de Levante-EMV.

Jaume Duch, portavoz del parlamento europeo junto a Elisa Valía, en la jornada. Fernando Bustamante

El evento se enmarca en el Año Europeo de la Juventud que se celebra este 2022 para poner en el centro las preocupaciones y problemas de las personas jóvenes. «Europa y los gobiernos nacionales debían a los jóvenes una atención particular después de dos años de covid», dijo Duch.

Respecto a su participación en la toma de decisiones de la sociedad, el portavoz fue muy claro: «No se puede plantear el futuro de la Unión Europea sin los jóvenes», dijo, al tiempo que destacó la aportación activa de los mismos en la Conferencia sobre el Futuro de Europa.

«La gente joven vota poco», dijo. Pero es que «votar una vez cada cuatro años ya no es suficiente. Hay que complementar la democracia representativa con la participativa y hay que reflexionar sobre estructuras que hagan que los jóvenes participen. Pues son los que más aportan».

Jaume Duch y Elisa Valía abogan por escuchar a los jóvenes e implicarles en el proyecto común

Por su parte, Elisa Valía destacó que la clave para incentivar la implicación está en «sentirse parte de un proyecto» y para eso «escucharles es fundamental».

De la misma forma que los adultos y mayores sufren cierta «brecha» con la tecnología (la brecha digital) los jóvenes sufren otro tipo de brecha con el sistema, que perpetúa formas de participación tradicionales a las que no se sienten ligados. «No es que los jóvenes no participen, sino que lo hacen en otros espacios y de otra manera».

Por eso, Valía insistió en la necesidad de hacerles partícipes adaptando esa implicación a los tiempos. «Son un segmento social heterogéneo y cada vez que aportan es enriquecedor y constructivo. Tienen ganas y buenas ideas», añadió la concejala.

Jaume Duch complementó esta idea y apuntó a la urgencia de «buscar otras vías de participación para la juventud como el asociacionismo, las redes sociales y fórmulas de empoderamiento en las que ellos se sientan cómodos» y participen. Y para eso sirve este año Europeo de la Juventud. Para descubrir esas vías.

Asimismo, ambos reconocieron que los jóvenes se han visto especialmente afectados por la pandemia y aplaudieron la valentía de romper el estigma de la salud mental. Duch, además, destacó la solidaridad de los jóvenes europeos, que se sienten y se saben europeos.

«En los próximos años el asunto a tratar será la calidad de la democracia y serán ellos quienes decidirán». Lo que la UE puede hacer «es contribuir a la defensa de la democracia y su calidad». En definitiva, abogaron por incorporar a la juventud, darles voz y empoderarles.