La decisión del Gobierno de ofrecer un carné de conducir vehículos eléctricos para jóvenes a partir de 16 años ha generado un intenso debate. El anuncio del Ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, está dentro de las medidas de la Estrategia de Seguridad Vial 2030, que prevé otras novedades para reducir en un 50 % el número de personas fallecidas y heridas graves en siniestros viales respecto a las cifras de 2019, entre las que destaca también la incorporación de la educación en movilidad segura y sostenible en el currículo escolar de forma progresiva a partir del próximo curso o nuevos test psicofísicos. La formación de conductores jóvenes está en la diana.
El nuevo carné B1, que permitirá por primera vez en España conducir coches a menores de 18 años, es, en realidad, una recomendación de la Unión Europeaque tiene como fin facilitar el acceso escalonado a la movilidad eléctrica a los jóvenes desde los 16 años y cumplir los objetivos europeos en materia de reducción de emisiones. Ya funciona en países como Francia, Italia, Portugal o Reino Unido.
El carné B1 facultará a los mayores de 16 años a conducir, concretamente, cuadriciclos eléctricos con velocidad máxima de 90 kilómetros por hora y 400 kilos de peso. El objetivo es que los adolescentes lleguen a la edad adulta con una completa sensibilización hacia este tipo de vehículos. Según los datos del INE, la creación de este nuevo carné de conducir daría acceso a las carreteras a más de un millón de nuevos conductores.
La pregunta obligada es si los menores de 18 años están preparados para conducir coches. Los expertos en materia de seguridad vial difieren. «Nos queremos comparar con países de Europa, pero en otros países la formación es mejor. En Europa funciona bien, pero un joven de 16 años no está preparado para conducir, no tiene la madurez para circular con un coche», opina el presidente de la Unió de Autoescuelas de Valencia, Armando Galindo.
Desde la Asociación Europea de Automovilistas (AEA), su presidente, Mario Arnaldo, afirma lo contrario. «Cuanto antes se conduzca mejor. Para nosotros esa es la herramienta principal para luchar contra la inseguridad vial. Veníamos reivindicando este carné desde hace tiempo, tal como se hace en Francia, donde ha tenido unos resultados fantásticos, con un descenso del 30 % de la siniestralidad en los conductores de 18 que conducen desde los 16 con respecto a los noveles», explica.
Arlando cree que esta medida debería haber llegado antes. «La medida la recomendó la UE en 2006. Lo que no terminamos de entender es que se limite solo a vehículos eléctricos y con el objetivo de fomentar la movilidad en zonas rurales, porque el vehículo eléctrico sigue siendo muy caro, inasequible sobre todo para gente joven y aún no está creada la estructura de puntos de recarga», añade.
Educación vial en los colegios
«En general, bienvenido sea el B1, pero no hemos entendido este retraso. Con menor edad hay más posibilidades de aprendizaje, pero hagámoslo bien, sentando las bases en la educación vial en los colegios. En Francia bajaron la edad a 15 años porque vieron que funcionaba. La cuestión no está en la edad biológica, sino en exigir a mayor responsabilidad y mayor exigencia en las pruebas. Ha de ser sometido a un examen igual que el B. Desde el punto de vista pedagógico, a menor edad se puede ser más responsable. Y en cuanto habilidad puede tener mucho más que un adulto», afirma el presidente de AEA.
La Real Academia del Automóvil de España (Race) valora, también, el acceso a la circulación en cuadriciclos a conductores más jóvenes. «Esto va a fomentar una mejor formación reglada sobre la normativa y la seguridad vial. España va a tener mejores conductores gracias al B1 y a la medida de dar más educación vial en los colegios», asegura la portavoz de la Race, Nuria Alonso.
«No tiene sentido alarmarse por esto. Los jóvenes ya circulan en patinetes sin ningún tipo de permiso ni de conocimiento de las normas», añade. «Lo que nos preocupa es que se fomenta principalmente en las zonas rurales, donde mayor siniestralidad y peores carreteras», apostilla.
