La última vez que hablé con él fue a mediados de abril, quería que hablase en el acto de Exaltación de la Santa Cruz en el Círculo Católico San Miguel de Lliria. No pude, estaba pendiente de una intervención quirúrgica, e hizo él mismo el parlamento.

Pepe Monzonís me despertó esta maña por teléfono para decirme de ha  muerto José Miguel Orts Timoner, La gente se nos va, todos nos vamos. Cada día las horas nos recortan jirones de nuestras vidas y se los llevan. José Miguel era, fue, siempre un tractor en lo suyo, allá donde estuviera. No se cansaba nunca, era inasequible al desaliento, y cuando ya no podía extraer de nadie, él se ponía por delante, pero las cosas se hacían.

Nació en Valencia en 1943. Fue primero Maestro Nacional, de Enseñanza Primaria. Su primera plaza la obtuvo en el Pirineo aragonés, Laspuña, pueblo que recordaba con cariños y donde en la fonda que se hospedaba jugaba al dominó con el cura el sargento de la Guardia Civil, como eran las costumbres de antes.

Se vino luego a Valencia, estudió Filosofía y Letras, sección Pedagogía, especialidades de Orientación Escolar y Profesional, Administración y Organización de Centros, Educación Especial. Fue Profesor de la Universidad de Valencia, Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación desde 1972 hasta 1984. También , Jefe de las Divisiones de Administración y Orientación Escolar y Profesional en el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Valencia.

En este último cargo puso en marcha, con Sanchis Guarner, el ICE germen de toda la organización de la que devendría el futuro de la capacitación de profesores de Valenciano. Siendo ambos de distintos y antagónicos pensares  en lo linguístico y político, cumplieron con su obligación de poner en marcha la maquinaria burocrática del novedoso instituto universitario.

Desde muy joven profesó políticamente en el Carlismo, siendo Delegado de la Agrupación de Estudiantes Tradicionalistas del Distrito Universitario de Valencia, Presidente de la Hermandad Nacional Universitaria del D.U. de Valencia, Secretario de la Junta Provincial de la Comunión Tradicionalista de Valencia, Secretario de la Junta Regional de la Comunión Tradicionalista de Valencia y Miembro de la Junta de Gobierno nacional de la Comunión Tradicionalista Carlista y Presidente Regional de la CTC de Valencia.

Escribió muchos artículos en diversos medios de comunicación escritos y era director de la revista carlista “Reino de Valencia”, la que forjaba sin descanso apelando a la larga agenda de amigos y conocidos que tenía.

Su principal virtud fue ser un apasionado de la causa más que perdida del Carlismo, leal a lo difícil e imposible, líder de las minorías de una causa dinástica hoy más romántica que real. Eso le enaltecía. Vivió con ilusión y energía esa opción que sabía no le iba a reportar nada de beneficio, extraña en el mundillo político de la tajada.

Era el alma vigorosa y poética de los actos carlistas de Montejurra, Villarreal, Valencia, Bocairent, Lliria,… cuando se hacían e impulsaba y arrastraba a sumarse a aquellos que consideraba aptos para este tipo de creencias. No se desanimó nunca.

Su domicilio familiar estaba frente por frente de la Jefatura Superior de Policía, donde en tiempos del franquismo hacía reuniones clandestinas del Carlismo postergado por el propio Franco. Las hacía allí, porque pensaba que nunca a la Policía se le ocurriría pensar que pudieran atreverse a hacerlo en sus propias narices. Luego se normalizó más el contestatario carlismo en el Círculo Aparisi y Guijarro, hogar de los nostálgicos de unas ideas heredadas de familias que aún perduran, algunas actualizadas. Recordemos que en la Junta Democrática, durante la Transición, estaba presente un sector muy progresista del variopinto Carlismo, pero siempre con el denominador común del rey del Oriamendi, al que veneró siempre con tremenda adhesión José Miguel.