Verano, vacaciones, ir a la playa, a la piscina, salir con amigos. Para muchos, una época de disfrutar de los suyos. No es así para las más de 25.000 personas que padecen un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) en la Comunitat Valenciana (cifra que incrementa hasta más de 400.000 en todo el territorio nacional).

Este tipo de patologías están directamente relacionadas con la percepción que tienen sus pacientes de su propia imagen corporal, motivo por el cual el verano se convierte en una época muy difícil para ellos. Xavier Sanmartín, psicólogo especializado en TCA, asegura que, debido a la mayor exposición del cuerpo, muchos de sus pacientes eligen vestir ropa ancha, evitar zonas de playa e incluso socializar durante estos meses para no mostrarse. «Ponerse el bañador suele ser un problema importante», sentencia el profesional. «Los TCA en muchos casos provocan desnutrición y cambios visibles en el cuerpo, por lo que la gente se fija», añade.

Por su parte, la nutricionista Paula Gisbert asegura que la parte de la conducta alimentaria es solo «la puntita del iceberg». «Detrás hay muchos miedos, perfeccionismo, e incluso experiencias traumáticas que no han llegado a solucionar».

Belén Soler, que ha superado un TCA recientemente, afirma que este es el primer verano en el que se siente a gusto en bikini. «He pasado veranos enteros sin bajar a la playa, decía que no a planes con mis amigos por vergüenza». Soler asegura que «es una época muy dura» en la que, además, cambiaba su alimentación, reduciendo su ingesta de calorías drásticamente. «Te desmayas, te mareas y no tienes energía para nada», explica. «Con esta enfermedad tiendes a la dismorfia corporal, nunca vas a estar contenta», añade.

Una enfermedad heredada

«Mi historia con el TCA empieza a los nueve años. En mi entorno me han inculcado que hay que compensar lo que se come con deporte o sin cenar, así que podría decir que lo he heredado», cuenta Sara Andreu sobre su experiencia con la anorexia. «Nunca he ido a la playa con mis amigas, me sentía fuera de lugar, mi cuerpo no encajaba con los suyos», prosigue.

Sara superó su enfermedad en un centro privado al que fue derivada desde la sanidad pública. «No hay suficientes centros públicos para tratarnos, por eso nos derivan a los privados pero sin coste», explica.

Sanmartín asegura que los casos de TCA se disparan en verano, pero también antes y después. La «operación bikini» es solo una de las causas, si bien el psicólogo afirma que la mayor parte de culpa la tienen las redes sociales. Desinformación sobre hábitos saludables y compararse con otras personas son el germen de la mayoría de los casos. «Hay una tendencia al alza», declara el profesional. Los trastornos de la conducta alimentaria se dan mayoritariamente, aunque no solo, en mujeres, y se detectan cada vez a edades más tempranas, desde los 13 años, aunque existe un gran abanico que se extiende hasta pasados los 30.

«A las mujeres se nos impone un canon de belleza, constantemente te están vendiendo que ser delgada es mejor», comenta Belén, que define los TCA como síntomas de una baja autoestima y una mala gestión emocional. «Creas un problema del que crees que tienes el control, te marcas unos objetivos de peso o dieta, y cuando los vas consiguiendo te sientes más válida, sientes que te miran más, te dicen que estás más guapa, y eso a su vez va agrandando el problema», explica.

Los TCA más comunes son la anorexia, la bulimia y el atracón, a los que se añaden la ortorexia, obsesión por comer sano y por la pureza de los alimentos; y la vigorexia, obsesión con el estado físico y por ganar masa muscular.