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Catástrofe medioambiental

Los incendios de Bejís y Vall d'Ebo han afectado a parajes protegidos para las aves

El fuego ha hecho que especies como el águila perdicera huyan a otros lugares, según SEO Birdlife

Ejemplar de águila perdicera Levante-EMV

Han pasado ya más de dos semanas desde el comienzo de los dos incendios más virulentos de la Comunitat Valenciana en este agosto. Dentro del total de 33.000 hectáreas calcinadas, el fuego se llevó por delante zonas protegidas de alto valor ecológico. Concretamente, el de la Vall d'Ebo ha arrasado casi 13.000 hectáreas, todas dentro del Lugar de Interés Comunitario (LIC) Valls de la Marina y la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Muntanyes de la Marina. El de Bejís, que deja más de 20.000 hectáreas calcinadas, ha destruido una parte de las Zonas Especiales de Conservación (ZEC) Alt Palància y Curs Mitjà del riu Palància.

"Lo que habrán hecho las aves ha sido huir, por lo que consideramos que la mayoría de ellas habrán sobrevivido", afirma Antonio Castelló, técnico de conservación de SEO BirdLife en la delegación de la Comunitat Valenciana. La época de nidificación de las especies que habitan en estos parajes, mayoritariamente águilas, ya había pasado cuando se iniciaron los fuegos, por lo que "la afectación a pollitos o individuos juveniles habrá sido prácticamente nula por fortuna", añade.

Tanto la zona del Alt Palància como la Marina Alta son áreas de gran valor natural y paisajístico, y ambas tienen zonas especiales de conservación de aves. Entre sus montes solían vivir especies como el águila perdicera, que son las que tienen una catalogación más alta de protección, el águila real y rapaces forestales como el águila culebrera. "Por ahora desconocemos si se han quemado las zonas donde nidifican estas rapaces forestales, es algo que hay que estudiar", comenta Castelló, que añade: "si no se han quemado, continuarán ocupándolas, pues las águilas tienen tendencia a volver siempre a los mismos sitios".

Tanto la zona del Alt Palància como la Marina Alta son áreas de gran valor natural y paisajístico, y ambas tienen zonas especiales de conservación de aves

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Actualmente el técnico de conservación afirma que se desconoce dónde se han ido estas aves. "Es complicadísimo, en condiciones normales, localizarlas, aunque sí que hay un trabajo de seguimiento de aquellas especies catalogadas", asegura. Sin embargo, explica que el seguimiento no suele ser tan intenso en las rapaces forestales porque no suelen estar catalogadas. "A menos que alguna de las águilas que habitaban en las zonas quemadas tuviera un dispositivo de seguimiento, es muy difícil saber donde se han ido", sentencia.

El técnico considera que hay que esperar a ver cómo evoluciona la situación, y confía en que la fauna se recuperará. "Tras otros grandes incendios no se han observado disminuciones significativas en las comunidades faunísticas". El especialista aboga por realizar más estudios sobre este tema, ya que "no existen muchos". "Con las aves sería interesante hacerlo, porque son especies indicadoras de la calidad del hábitat y podrían ser indicadoras de la evolución de esa recuperación", propone.

"Si hay zonas más delicadas o se tienen que hacer trabajos que favorezcan la recuperación, habrá que emplear medios"

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Por último, Castelló destaca la importancia de que se generen las condiciones necesarias para que el hábitat de las aves se regenere. "Si hay zonas más delicadas o se tienen que hacer trabajos que favorezcan la recuperación, habrá que emplear medios", termina.

SEO BirdLife ha subrayado la importancia de contar "con buenos y suficientes medios de extinción y con los profesionales que los atienden". "Sin la rápida y eficaz intervención de estos medios no estaríamos hablando solo de dos grandes incendios: la sierra de Espadán y La Serranía posiblemente engrosarían esta lista", ha recalcado en un comunicado.

"El cambio climático está ampliando el periodo en el que, por altas temperaturas, olas de calor, sequías, tormentas y vientos, el riesgo de incendios se convierte en crítico. Y la virulencia y capacidad destructiva de los mismos aumenta. La prevención es crucial, y aquí hay un límite para los medios de extinción, que nunca van a ser suficientes", ha apuntado Mario Giménez, delegado de SEO BirdLife en la Comunitat Valenciana.

En esta línea, la organización pone de manifiesto que es "preciso adaptar las políticas y los recursos destinados a desarrollar labores preventivas que eviten que los incendios se produzcan y que si lo hacen no se desarrollen con tanta virulencia". "Un espacio natural en buen estado de conservación y con una adecuada gestión durante todo el año es clave para prevenir y minimizar los peores estragos del fuego, y puede ser fundamental para hacer frente a grandes incendios, los llamados de sexta generación", ha apuntado.

Por eso, la ONG ambiental hace un llamamiento general a los responsables de la gestión del territorio, comunidades autónomas, los servicios de apoyo del Gobierno de España y los ayuntamientos, para poner en marcha "medidas de prevención urgentes que se ajusten a la nueva realidad climática".

A su juicio, "es imprescindible que España cuente con una política permanente, unificada e integral de prevención y control de incendios, que respete los objetivos de conservación y restauración de la biodiversidad y de los sumideros forestales, de acuerdo con unos mínimos establecidos a nivel estatal, incluyendo criterios de conectividad".

La organización subraya la importancia de apoyar a la ganadería extensiva y la agricultura de montaña "como un elemento más de prevención de incendios" y también "como medida ante el reto demográfico y contra la desertificación, además de ser necesario para la gestión de determinados hábitats y paisajes de alto valor natural, y ser el modelo más sostenible de producción agrícola y ganadera".

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