Señor Josep Antoni Mollá, creo que entre usted y yo no hace falta que utilicemos formulismos ya que nos conocemos desde mucho antes de que usted dirigiera la revista Crónica, en la cual colaboré con mis artículos, que se pueden consultar en las hemerotecas, desde su nacimiento hasta prácticamente la desaparición de la misma, así que no hace falta que aclaremos quién es quién. Por lo tanto sé que usted como director de la mencionada revista y como ahora desde su sección El Mirador del Benicadell, antepone sus intereses ideológicos y económicos a la transparencia y a la verdad. Utiliza la voz de su amo para contar verdades a medias que al final, como le dije en la Asamblea al ponente D. Manuel Cuesta, se convierten en grandes mentiras. Veo que usted ha "oído campanas" pero no sabe si el eco viene de Santa María, de San Carlos o Sant Miquel y como ocurrió en el precipitado comunicado del Ayuntamiento, en el día de mi dimisión, en su artículo vuelve a cometer muchos errores, en su caso no sé si por ignorancia, por interés o por las dos cosas. En el final de la nota de prensa de mi dimisión, digo que por mi parte el asunto queda zanjado y que no volvería a hablar más a no ser que, como es el caso, me sintiera aludido.

Estoy de acuerdo con usted en que el dinero público tiene que estar fiscalizado y repartido con justicia. Es por ese motivo, que después de las elecciones del 2015 y antes de que expirase el convenio que se firmó en el 2011 entre el Ayuntamiento y el Ontinyent CF, mantuve una conversación con el entonces electo alcalde Jorge Rodríguez y le expuse claramente cuáles eran las necesidades económicas del club, las que él aprobó de forma verbal. Hay pruebas de que me remitió el Ayuntamiento un borrador en el que se contemplaban todas ellas. Con esa condición seguí en el cargo y siempre a cambio de unas mejoras en el campo que el club en gran parte ya ha realizado y que por cierto usted no menciona en su artículo. Su servicio a la causa es tan incondicional que de forma ruin publica el valor de una factura de mi empresa y sólo usted y los que le mandan sabe con qué intención. Lo que no dice es que a la oferta de esa obra se presentaron cuatro empresas que presupuestaron los mismos trabajos y que el mío fue el presupuesto más bajo con diferencia, por eso me concedieron la obra y que como reconoció públicamente el propio ponente de obras en la asamblea, muy por debajo del precio de mercado.

Le reto a que en su próximo artículo publique los cuatro presupuestos que se presentaron a esta obra, para que sus lectores vean que lo que digo es cierto. También habla del pago de la luz y el agua que se utiliza en el campo de El Clariano; nada que no esté recogido tanto en el actual como en el anterior convenio, así que no veo la novedad. Y para finalizar, su ignorancia es tal que continúa escribiendo que a pesar del descenso la subvención se sigue vigente. Debería de saber que la subvención queda sujeta a que el Ontinyent CF milite en categoría nacional, no habla de primera, segunda o tercera, pero por lo que veo en esta materia usted no sabe ni las categorías que existen en el fútbol. Dado su interés por el dinero público le podía haber pedido también al que le facilitó el importe de la factura de mi empresa, el coste de la factura de la pintura interior y exterior de El Clariano y que se realizó para que tuviese un buen aspecto con vistas a la promoción y las elecciones, cuando el propio Ricard Gallego me llamó la atención porque días antes del inicio de las obras „que he pagado yo personalmente„ dije que el estadio parecía Bosnia-Herzergovina y que este comentario les podría restar votos. Tampoco publica el coste del proceso de recuperación de toda la carpintería metálica, a excepción de los pilares y las cerchas que son parte de la factura que usted ha mencionando, ni tampoco el resto de rehabilitación de la tribuna, incluidas más de cien butacas, y que ya están a punto de colocarse, ni el valor del retejado y la rehabilitación de la torreta, trabajos que se tuvieron que hacer de forma precipitada, con la aprobación del Ayuntamiento, y como en los anteriores trabajos al coste del mismo bolsillo, como tampoco escribió desde su mirador; nada en contra, cuando las tejas de la torreta, edificio municipal, se desprendían a la vía pública con grave riesgo físico de los transeúntes.

Señor Mollá, veo que el único eco de las campanas que escucha bien son las de La Vila. ¿Será porque son las más próximas al Ayuntamiento? Espero que en posteriores artículos esté más lúcido. Le recomiendo que indague, investigue y contraste la información, que es el principal dogma del periodismo y no se dedique a escribir sólo lo que le han contado. De lo contrario, siento pena por los lectores de un prestigioso periódico como en el que usted escribe.