La pasada primavera la Diputación de Valencia, presidida desde hace dos años por el alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, y «con el ánimo de fomentar la creatividad musical y el lanzamiento de nuevos valores de la música entre la juventud de la provincia de Valencia», convocaba una nueva edición del concurso de Pop-Rock Sona la Dipu para el año 2017. Publicaba unas bases y requisitos acerca de dicha convocatoria. Y en la publicidad que, con motivo de la segunda semifinal (23 de julio en Alzira) insertó el organismo provincial en diversos medios, aparecía una suerte de vinilo con los nombres de más de veinte poblaciones de la provincia en las que iban a celebrarse conciertos de la vigente edición. Curiosamente, no aparecía el nombre de Ontinyent.

Sin embargo, la semana pasada, un medio desacreditado como es La Razón, por esta vez parecía haberla recuperado al denunciar que Bisbal actuará el próximo 23 de agosto en El Clariano de Ontinyent y —lo que realmente es casi insultante para la parroquia progresista que les vota— que la Diputación «pagará por este concierto 84.700 euros, más 1.486 euros en concepto de seguro que sacará de la caja fija habilitada en el área de Bienestar Social». Si además tenemos en cuenta que las bases del concurso tienen como primer objeto eso que hemos dicho ya de «fomentar la creatividad musical...» llegamos a la evidencia de que dicho precepto no se cumple, al no estar precedido (el concierto de Bisbal) de teloneros que hayan participado en Sona la Dipu, como sigue explicando ese diario. Por lo que cabe concluir que se va a perpetrar en Ontinyent toda una pifia, y lo que cuelga. El silencio sepulcral que, al respecto, vienen manteniendo desde la Diputación de Valencia, parece corroborar la total veracidad de la denuncia.

Ante tamaña mancha, y con el fin de depurar responsabilidades, Rodríguez, antes de que sea demasiado tarde, debería deshacerse de quien a su vera le mete en estos desatinos que, aunque puedan ser legales, son poco éticos y ponen en riesgo su futuro. Porque si se trataba de beneficiar a Ontinyent, musicalmente, ejemplos de calidad y nivel, donde inspirarse, y que también patrocina la Diputación, le sobran, caso del Polisònic de Gandia, Estiu a la Bene en València o Nits al Castell de Xàtiva. Amén de las reticencias y opacidades a mostrar los contratos de Bisbal o Amaral (2016).

Nombres propios. En los pasados días han sido nombres relevantes, por diferentes razones, Antonio Carbonell, por su reelección como presidente de Caixa Ontinyent en la que está llamada a ser su última etapa presidencial. Para volver a acceder al cargo, Carbonell ha tenido que superar no pocas controversias, las cuales se han prolongado hasta después de su reelección, como bien hacía notar CCOO. El otro nombre que saltaba tardíamente a la luz pública, por su óbito, era el de Damià Mollà, profesor y sociólogo universitario natural de Bocairent. En 1986 publicó el libro De impura natione, que vino a presentar a Ontinyent y con el que alcanzó una gran notoriedad en los medios valencianos de la época.