Esta mañana se han iniciado los trabajos de consolidación de los restos de la ermita de Sant Antoni. Las obras, que durarán dos semanas, tienen un presupuesto de 14.512 euros y serán ejecutadas por la mercantil setabense Senjaclimbing, S.L. Básicamente, los trabajos consistirán en el desescombro del edificio, en la limpieza, desratización y desbroce del recinto, en la consolidación de los restos arquitectónicos y en la instalación de una valla perimetral. Se trata de una actuación de emergencia para garantizar la conservación de los restos de la ermita y la seguridad del recinto. El pequeño templo forma parte del patrimonio municipal desde el pasado 11 de febrero.

La ermita de Sant Antoni es un pequeño templo de estructura simple, que consta de una sola nave dividida en tres tramos y un ábside. Fue edificada en el siglo XVII, a expensas del setabense Lorenzo Moreno, decano de la catedral de Orihuela. Cabe destacar que hasta el siglo XVIII su estado era muy bueno, pero los terremotos de 1748 hicieron estragos en ella, por lo que tuvo que apuntalarse y renovarse posteriormente. Los muros del edificio, en ruinas, estaban hechos de mampostería. La cubierta, hundida ya, era originalmente leñosa y a dos aguas. Descansaba sobre arcos de medio punto transversales a la nave. Además, interiormente tendría cubiertas con bóvedas de cañón, hoy desaparecidas por completo.

Este pequeño santuario se alza en un paraje cercano a la zonas de pinar. Esto motivó que el camino se convirtiera en una frecuentada travesía para el recreo. De hecho, en el siglo XVIII, gracias a la ermita, se formó un paseo del que todavía hoy quedan restos de algunos de los bancos de piedra. Dicho camino comenzaba en la puerta de Cocentaina y discurría hasta la ermita, aprovechando el antiguo camino sobre la conducción del agua de Bellús