Cuando Clotilde Veniel cumplió 100 años fue doblemente noticia: por su condición de centenaria, cuestión que el entorno suele festejar debidamente, pero también porque a esa edad, esta vecina de Bicorp, en la Canal de Navarrés, seguía totalmente en activo como voluntaria de Cáritas. Han pasado los años y aunque en su pueblo ya no sorprende a nadie, se ha sabido que Clotilde sigue, a sus 107 años, sigue ejerciendo ese mismo cometido; continúa realizando la visita a enfermos y ayudando en la recogida de ropa usada para personas pobres, han revelado fuentes del Arzobispado de Valencia.

Clotilde, que cumplió 107 años el pasado mes de mayo, posee «una salud y una vitalidad envidiables» según su hija, también Clotilde, de 78 años. Ello le permite continuar con su voluntariado en Cáritas en su localidad, donde también es miembro de la asociación de Amas de Casa Tyrius.

La voluntaria, que tiene dos hijos, cinco nietos y seis bisnietos, aún acude a todas las reuniones y protesta porque «no me dejan hacer casi nada ya, sólo estar allí», según explica en el semanario diocesano Paraula. A pesar de todo, sigue ayudando a recoger ropa usada y a recaudar fondos, y sigue visitando enfermos, a los que «transmito siempre alegría, les cuento chistes, y trato de darles esperanza», ha explicado. «No hay que hablar de problemas con los enfermos, ni de cosas tristes, ni de dolores, sólo de cosas buenas y alegres», añade. Como explica su hija, «tiene mucho humor, mucha alegría y un espíritu muy positivo que transmite a todo el que tiene alrededor», agrega.

Clotilde fue una de las fundadoras de la Cáritas parroquial de Bicorp en 1989, y se alegra cuando, por ejemplo, ve que una de sus nietas es la presidenta de Cáritas en Villanueva de Castellón, en la comarca de la Ribera. Hace años ya le parecía imposible llegar a cumplir un siglo de vida y ahora explica que vive «de prestado» y no se cansa de dar gracias a Dios. Con cierta picardía, a la hora de hacer cuentas se olvida de los cien primeros años, de manera que ahora dice que tiene 7 y, entre risas, afirma que el año que viene, tomará la primera comunión.

A su buen humor, se une que Clotilde goza de una salud de hierro. «Apenas toma pastillas y antes tenía colesterol pero ahora, ni eso», explica su hija. Aunque hace cuatro años, cuando tenía 103, le operaron de vesícula, «el médico dijo que podía superar la operación porque tenía una naturaleza de 80 años. Está muy bien de salud, aunque con alguna limitación, pero incluso se asea ella misma». Clotilde asegura que trabajar y mantenerse activa ha contribuido a su longevidad. Fue la mediana de siete hermanos, seis chicas y un chico. De niña y en su juventud ayudaba en casa pastoreando el ganado. Además, trabajaba en la carnicería de sus padres, acudía a la vendimia en Francia y, durante un tiempo, sirvió en la casa de una familia en Barcelona. Más tarde se casó con un labrador y siguió trabajando en el campo.

Hace punto sin gafas

Clotilde nunca ha querido dejar su casa en Bicorp y allí sigue. «Ella es feliz en su mesa camilla, con el teléfono cerca y un televisor en el que cada día ve la misa que se transmite desde la Basílica de la Virgen de los Desamparados a través de La 8 TV Mediterráneo», explica la hija. Y se entretiene haciendo punto «sin gafas», matiza. «Antes le gustaba mucho hacer ganchillo, pero como los dedos ya no se lo permiten, sigue haciendo patucos de punto», añade. Además, «es muy sentida, quiere vivir con la conciencia tranquila: hay que saber perdonar», dice. El párroco, don Andrés, le visita de vez en cuando y ella le recrimina que aún puede ir a la iglesia ella. Para su hija, Clotilde «está tocada por la mano de Dios. Le reza tanto que no le va a fallar. Y la muerte no la ve como algo malo sino algo natural que ha de venir, que le ha de dar Dios. Eso sí, que se suave, pide.