Artur Heras presentó ayer su nueva obra, Ribera i jo. Un diari. En esta nueva publicación, el autor de Xàtiva comparte su visión sobre Josep de Ribera, un compañero de profesión y de raíces, su maestro. En este libro, que se presentaba anteayer en Valencia de la mano del escritor Manuel Vicent y del teórico del arte Anacleto Ferrer, los mismos que ayer acudían a Xàtiva, «se pueden descubrir dos imágenes de un mismo paisaje. El lector puede encontrar dos visiones de un mismo paisaje desde dos puntos de vista contrapuestos», destacaba el propio Heras. De esta manera, tal como ampliaba Ferrer, «se observa la tradición de Ribera y el vanguardismo de Heras, la alegoría frente al juego de palabras y la historia frente a las historias, creando una confluencia entre estos dos personajes», destacó el director del Instituto de Humanidades y Patrimonio de la Institució Alfons el Magnànim.
La obra nació cuando Heras preparaba la exposición sobre su obra al completo que Heras mostró en Xàtiva en abril y mayo. En ella, mostraba su trayectoria a través de cuatro espacios, dejando un lugar específico para Ribera (el Palau de l'Ardiaca) como uno de los grandes autores que le han influido a lo largo de su carrera. Así, ha plasmado sobre el papel no solo imágenes sino también escritos sobre su propia visión del pintor de Xàtiva en el que deja un espacio vacío que corresponde al que ocupó Ribera, y que el lector pueda interpretarlo a través de las vivencias que Heras, varios siglos después, compartió con él.
En este dietario, tal como explicó ayer Manuel Vicent, se muestra a los personajes «desde la intimidad y en todas las etapas de la vida, incluyendo la juventud y la adolescencia y todo lo aprendido en esa época», resaltó el autor de Tranvía a la Malvarosa. «Un dietario que se aleja de ser un libro académico sobre Ribera, buscando descubrir al pintor de una manera más personal de la mano» de otro pintor de su misma ciudad. De esta manera, Heras ha podido mostrar su obra desde su propia visión combinando texto y pinturas muy diversas que van desde la sencillez hasta imágenes más elaboradas, ya que «cuando un artista es quien explica su obra siempre es diferente a cuando lo hace un estudioso».
