La administración local de Canals ha decidido dejar de mirar hacia otro lado y ha iniciado las gestiones para evitar el derribo y recuperar el antiguo Molí Vell o de Ferri, una pequeña joya del patrimonio local, germen de la industrial textil, situada en el esqueleto de la difunta mercantil Rodrigo Sancho. En 2018, el inmueble de origen medieval, de 4.200 metros cuadrados, cayó en manos de un empresario sevillano que lo adquirió en una subasta por apenas 24.000 euros ante la pasividad municipal. Acto seguido, el propietario puso a la venta el complejo industrial por 100.000 euros y se lo ofreció al ayuntamiento a cambio de fraccionar esa cuantía en tres anualidades sin cargas y de la condonación del impuesto de la contribución, como avanzó Levante-EMV. Sin embargo, en diez meses el promotor ni siquiera obtuvo una respuesta de la corporación municipal, que se desentendió de las reivindicaciones vecinales abanderadas por la asociación cultural La Pebrella, ante la sorpresa expresada por el propio dueño.

Pero el nuevo equipo de gobierne ha dado un giro a los acontecimientos. El 1 de septiembre, sin perder el tiempo tras el descanso estival, el regidor de Patrimonio, Pere Martínez, y el primer teniente de alcalde, Vicent Tornero, participaron en una primera visita al interior del molino junto a representantes de La Pebrella. Ayer mismo, por otra parte, la alcaldesa Mai Castells se reunió con la propiedad del conjunto arquitectónico para sondear la posible compra. El encuentro fue cordial y el consistorio ha pedido unas semanas para estudiar la oferta en el marco de la negociación entablada. El ejecutivo subraya la relevancia de un inmueble que representa «una parte de la historia del municipio» y se fija el reto de avanzar, aunque sea despacio, hacia su recuperación, no sin admitir las «dificultades que comporta esta gestión». Por eso, ponen en valor los «pequeños pasos» que se están produciendo.

Escollos urbanísticos

El promotor no logra dar salida al inmueble y culpa a los diferentes escollos urbanísticos que obstaculizan cualquier intervención en el complejo de las dificultades para recuperar su inversión. En declaraciones a este diario, llegó a afirmar que, de no hallar una solución por la vía municipal, la única opción que quedaba era el derribo.

Su estado de deterioro y su desprotección hacen temer por el futuro del Molí Vell. Habrá que ver si las negociaciones llegan a buen puerto y se presenta por fin la oportunidad de salvar el emblemático edificio para incorporarlo al inventario municipal.