El proceso de cierre del Asilo de San Antonio de Xàtiva sigue su curso. Al cabo, es la misma Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados la que se está encargando en solitario de la reubicación de los residentes de la instalación en otros centros gestionados por la misma orden, a pesar de que Xelo Angulo aseguró en primer término que el Ayuntamiento de Xàtiva examinaría el proceso y apoyaría con sus medios a los residentes; incluso, que el centro no podía cerrar sin la autorización pertinente por parte del Consell. Ayer, Angulo rectificó la que había sido la primera postura del gobierno municipal y asumió que «no entra en las responsabilidades del consistorio», ya que es «una cuestión privada», zanjó la edil.

Desde la última reunión que mantuvo la congregación con los residentes del Asilo San Antonio y sus familiares, el pasado día 10, no ha trascendido ningún detalle del proceso de reubicación de los 69 usuarios del centro. Angulo agregó ayer que, extraoficialmente, el consistorio ha podido saber que «muchas familias» afectadas ya han podido elegir el nuevo destino del residente.

Por otro lado, Angulo señaló que otro grupo de familias afectadas ha optado por dirigirse a los servicios sociales del Ayuntamiento de Xàtiva para encontrar alternativas de alojamiento para los residentes en el asilo. «Contamos con un equipo de trabajadores sociales y de dependencia que están recibiendo a estas familias. Sus casos se están atendiendo con total normalidad», según explicó ayer la edil de Benestar Social y primera teniente de alcalde.

Un cierre traumático

La noticia del cierre de San Antonio cayó como una losa a principios de este mes de enero. Según adujeron a este periódico las monjas encargadas de cuidar a los usuarios del asilo, se trataba de una cuestión de «falta de vocaciones»: en la actualidad, tan solo seis religiosas se encargaban de atender a los casi 70 residentes. En la reunión del pasado día 10, la dirección y abogados de la congregación añadieron además la falta de adaptación del centro a la normativa de accesibilidad, problema que necesitaría de unas obras que son «inviables» económicamente para las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.

La congregación anunció entonces que abría un proceso para estudiar cada caso de forma individual para ver las necesidades y adaptar una solución, una perspectiva que no tranquilizó a los familiares. No obstante, el protocolo se ha iniciado sin que haya trascendido ningún problema.