La crisis desatada por el covid-19 ha sacado a relucir un escenario sin precedentes donde nadie esperaba lo acontecido ni lo requerido en materias socio-sanitaria, con el sumatorio de la merma constante de los presupuestos públicos sanitarios y el auge desproporcionado de los modelos privatizadores que han supuesto un lastre negativo para el sistema sanitario, público, gratuito y universal que, al tiempo ha generado unas condiciones laborales en materia de contratación nefastas hacia todas las categorías profesionales. Sin distinción de rango o categoría.

Pese a todo ello, desde los centros sanitarios se ha dado y se sigue dando después de cuatro meses de trabajo duro, constante, con rigor, serio, respetuoso y responsable hacia la ciudadanía „con unos 28.000 fallecidos, 500 procesionales contagiados y 250.000 afectados entre la población general„ una asistencia ejemplar, con turnos de trabajo que siguen en estado de alerta y con mínimos contactos con familia,amigos, conocidos y vecinos; con llantos en la intimidad y más que posibles secuelas en nuestro estado anímico y social. Así nos encontramos: en una situación en la que los aplausos de los balcones se han convertido, en esta nueva normalidad, en un palmeteo incontrolado en lugares de ocio públicos y privados, donde todo lo conseguido hasta ahora en el control de la pandemia tiene visos de vuelta hacia la anormalidad por incumplimiento de las normas y por tantas y tantas actitudes incívicas e insolidarias.

La población en general debe de tomar conciencia de la necesidad de educar e instar a las personas que nos rodean que las actividades y actitudes de la vida cotidiana se deben de mantener según las normas de las autoridades sanitarias, para evitar el aumento de registro de alertas positivas de covid-19. Porque un posible rebrote o una nueva oleada dará lugar a una merma de la capacidad del sistema sanitario, y de sus profesionales, os cuales no se merecen esa vuelta de tuerca.

Responsabilidad. Como decía Pep Gimeno, «Botifarra» en sus conciertos solidarios para el personal sanitario con los que nos obsequió desde su Casa Cuesa, «gracias por vuestro esfuerzo y por responsabilidad», recalcó. Fuera de escena, yo le añadía „en charla informal„ un comentario personal que asumió y entendió: no queremos ni más aplausos ni felicitaciones. Ni reconocimientos vacíos de cara a la galería. Ni héroes ni peculio extra. Lo que necesitamos, entre otras cosas, es que la sociedad sea responsable con sus actuaciones y atenta a las recomendaciones sanitarias en evitación de una situación de relajación en general ante esta pandemia. Es lo que parece que estamos viviendo y, por momentos, y en según qué sitios o circunstancias se descontrola. Solo hay que ver a algunos... Por ello, tan solo pedimos: raciocinio y más raciocinio. Civismo.