¿Cómo teletrabaja un creador que suele plasmar sus obras en muros de fábricas abandonadas o en paredes de viviendas deshabitadas? En el caso de José David Sepúlveda (Xàtiva, 1986) «en casa y con lo primero que encontré como posible soporte», explica. Fruto del confinamiento de marzo, abril y mayo, este artista plástico reunió suficiente obra para exponer. Y lo hace en la galería La Tira, bajo el kunderaniano título de La insoportable levedad del ser. Sepúlveda dice que la colección «puede parecer un poco cajón de sastre» ya que hay cosas muy diferentes entre sí. «Pero he tratado de darle algo de sentido global ¿Satisfecho del todo? No», se pregunta y se responde él mismo. «Digamos que estoy contento del resultado final de esta exposición en torno a un 80%», bromea.

Lo cierto es que la obra que puede verse en esta individual tiene un muy saludable punto gamberro y desenfadado, muy del estilo que Sepúlveda plasma en sus piezas de soporte efímero y de las que conserva el aroma grafitero. Y eso que ya se ha serenado, asegura. «Aquello de ir pintando por ahí en cualquier superficie en plan vándalo ya no lo hago; era muy romántico», admite entre risas. «Ahora pinto en espacios abandonados, en naves industriales en desuso...», añade. Sabe que ese tipo de obra es efímera, inasible. «Por supuesto que durará lo que duré. Hasta que tumben el edificio o caiga. O hasta que otro se ponga a pintar encima de lo mío y lo tape. Es lo que hay. Yo también lo hice. Eso está más que asumido y, en el fondo, quizá es un poco lo bonito de todo esto», agrega este tatuador profesional.

Menos efímera, pues, es la obra que puebla las paredes de la galería de la calle Obispos de Xàtiva estos días... O tal vez también. Y es que su autor muestra un desapego tal hacia sus cuadros que «no descarto pintar encima de alguno de ellos y borrarme a mí mismo también», confiesa. Sería una lástima porque piezas de gran formato como la del anuncio de la exposición o la del bizarro cartel de circo —«con falta de orografía incluida», especifica Sepúlveda— nos muestran a un gran creador; a alguien que uno imagina con unas ganas irreprimibles de expresarse. Y en esta muestra bien que lo logra. A partir de ahora, «igual me decantó más por la escultura», pronostica. En ese sentido, hay un par de piezas en esta muestra que han gustado mucho.