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DIMARTS MERCAT

Abandono y bichos venenosos

Abandono y bichos venenosos

Vaya por Dios, que el personal se rebela. Resulta triste haber llegado al extremo de una concentración de vecinos del casco antiguo de Xàtiva exigiendo soluciones a una deficiente gestión del servicio público de distribución de agua potable; problemas de insalubridad, continuas fugas en el depósito, humedades... Y exigen el cumplimiento de la sentencia judicial que obliga al Consistorio a reparar el mismo, sentencia que se la están metiendo por el forro del traje de los domingos, que «pa chulos» nosotros y «pa ineptos» todavía más. Incumplir una sentencia y además tomar el pelo diciendo que ya está solucionado, cuando el agua chorrea por todas partes, es una chulería de vergüenza. ¡¡¡Quién te ha visto y quién te ve!!! De ser una oposición seria pasando a formar un gobierno de coalición local que auguró grandes proyectos y calidad de vida, a convertirse en un grupete a los que el poder les ha colocado en el sitio donde siempre quisieron estar. Mandando que es gerundio. Cuando se comienza a llegar a los extremos de gobernar con los ojos cerrados y los oídos también, significa que ya se está en el margen de ir haciendo cambios por muy doloroso que sea el cambio, pero dejar que se amontonen los problemas significa vivir en la nube de los deseos y la incompetencia. Como el tranvía ese.

Se les cae Casa el Margallonero como se podría haber caído cualquier otro edificio gracias al abandono y la dejadez. Gracias a no tener una política seria y emprender lo que sea necesario para preservar un núcleo histórico que pide a gritos una intervención integral, una copia de Alcoy en los años 80, donde Pepito Sanús consiguió no sé cuántas mayorías absolutas porque nadie se atrevió a hacerle sombra después de que levantase toda la ciudad para sanear sus subsuelos.

Además, resulta que parte de la propiedad del inmueble pertenece a una entidad bancaria. Se les rescató con el dinero de todos; ahora despedirán a miles de trabajadores; serán cada día un poco más buitres; dispararán sus sueldos, y sin ningún rubor cantarán las excelencias de la sinvergonzonería.

Pero el mismo día que se cae El Margallonero se anuncia que Xàtiva se venderá como destino de interior turístico, y para ello se contratará a una empresa para que mediante la módica cantidad de 180.000 euros inicie la campaña. Pues oiga, vayan arreglando todo lo que está por arreglar que viene el toro y les pilla sin capote.

A menos que se olviden del núcleo histórico y lleven a los turistas de la Fuente del Lleó para abajo. Allá donde Cristo perdió las zapatillas y se inventaron una rotondas que no sirven para nada. Y es que en el turismo se siguen dando palos de ciego una y otra vez. Que aquí no aprendemos ni a palos de ciego.

La promoción de Xàtiva como destino de interior se viene programando desde hace años y no hay tu tía, que no termina de cuajar la cosa, y que nos conformamos con algún autobús que viene de Gandía y nos quedamos en tierra cuando la misma ciudad se monta un crucero de aquí te quiero ver con destino Roma. Donde nadie levanta la voz enérgicamente cuando se atribuye a la capital de la Safor el origen de los dos Papas.

Resulta que el pasado siempre vuelve como ha vuelto lo que ahora se llama «el Drunch» en círculos de tontería, mientras que en lenguaje popular es «el berenar-sopar» de toda la vida. De peores veremos.

Y vuelve una extrema derecha envalentonada y muy, pero que muy peligrosa, a la que se blanquea precisamente por un estado de derecho que ellos desprecian y odian. Cuidado que cuando se remueven las aguas residuales en busca de Covid-19 salen las ratas de las cloacas, lanzando veneno desde sus podridas entrañas. Pero esa ya es otra historia. Vomitiva, pero otra historia de bichos.

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