Un tímido mensaje impreso en un folio que se puede leer tras la verja de hierro forjado que guarda la entrada del local resume la situación: «cerrado por jubilación». La peluquería para caballeros J. F. Cardós se despide de Xàtiva. El municipio dice adiós a un establecimiento familiar que lleva en marcha desde la década de los años 30 del pasado siglo XX. Un nuevo comercio histórico ha bajado la persiana.

El cartel publicitario de la barbería aún preside la puerta de acceso. Sin embargo, los clientes ya no entran. Emplazada junto a la Plaça de la Bassa, la peluquería regentada por José Francisco Cardós ha echado el cierre. La falta de continuidad familiar, la aparición de nuevos competidores que apuestan por fórmulas low-cost y los embates de la crisis generada por la pandemia sanitaria han sido los principales factores.

El bajo se integrará en el edificio del que forma parte desde hace 30 años, ya que Cardós ha oficializado esta semana la compraventa del bajo: «Prácticamente ya esta todo desmontado». No hay vuelta atrás.

A los 65 años de edad, el ya peluquero jubilado tiene claro que su día a día va a cambiar de forma radical: «Yo no iré iré a casas de nadie, aunque sean viejos clientes. He tenido experiencias negativas al respecto y lo que me queda es disfrutarlo y pasarlo lo mejor posible», expresó.

La peluquería Cardós inició su andadura en l’Albereda en la década de los años 30, junto al inmueble que ocupaba Dulces Campos. Fue en los años 90 cuando el negocio se trasladó hasta la Plaça de la Bassa: «Al principio estuvieron mi padre y mi tío, pero luego con el cambio de sede al comprar el bajo yo empecé a coordinar el establecimiento. He estado yo solo desde entonces y han sido cerca de 31 años».

El ya expeluquero lleva un par de meses retirado: ««Mi padre se jubiló y me hice yo cargo de los clientes. Ha habido personas que han venido mucho tiempo. Lo que ocurre es que yo he aguantado hasta los 65. Era el momento de decir basta».

«La pandemia fue el remate»

Tal y cómo el propio Cardós reconoce, uno de las principales razones de su decisión ha sido el bajón registrado en el sector de los cuidados personales por los golpes de la covid. El coronavirus lo ha cambiado todo: «La pandemia fue el remate. La gente no podía salir de casa durante un tiempo prolongado y decidió arreglarse por sí misma. Comenzaron a probar. Además, yo regentaba una peluquería exclusiva de caballeros y no peinaba a señoras. Ya se sabe, si ellas nos dicen que estamos guapos pues nos quedamos satisfechos. Nos miramos menos». «Durante los últimos tiempos el negocio había bajado hasta un 90 % y esto es algo muy difícil de aguantar, la verdad. Tenía clientes de toda la vida y me sabe mal por ellos, claro», apostilló.

En las próximas semanas el cartel de la peluquería Cardós desaparecerá de la fachada y con él lo hará el rastro de la última barbería de Xàtiva.