La Canal y el Valle de Ayora tienen 17.200 hectáreas con alto riesgo de desertificación

La mitad de los 38 millones de euros destinados a poner en valor los montes de la demarcación de Enguera en el nuevo Plan de Ordenación de Recurso Forestales se reservan para frenar la degradación de las tierras, agravada por el cambio climático 

Trabajos de extinción de un incendio en la sierra de Enguera.

Trabajos de extinción de un incendio en la sierra de Enguera.

Sergio Gómez

Sergio Gómez

El Plan de Ordenación de los Recursos Forestales de la Demarcación de Enguera (PORF), pendiente de aprobación definitiva por parte de la Conselleria de Medio Ambiente, contempla una inversión de 38,4 millones de euros durante 15 años para poner en valor las 185.000 hectáreas de los montes de 15 municipios de la Canal de Navarrés y el Valle de Ayora-Cofrentes que componen esta extensa área territorial.

El documento, que acaba de superar la fase de participación pública, confiere una especial importancia en términos económicos a la mitigación de la desertificación y a la mejora del servicio de regulación climática, un capítulo que absorbe prácticamente la mitad del presupuesto proyectado, puesto que se le destinan 18,38 millones de euros.

El 11,67 % del territorio forestal de las dos comarcas está sujeto en mayor medida a este fenómeno de degradación de las tierras

El diagnóstico del PORF identifica 16.911,94 hectáreas de la demarcación en una situación de riesgo alto de desertificación, a las que hay que sumar otras 298,83 hectáreas en riesgo "muy alto". En total, el 11,67 % del territorio forestal de las dos comarcas está sujeto en mayor medida a este fenómeno de degradación de las tierras que se ve agravado por el cambio climático y las actividades humanas, y en cuya intensidad influyen factores como la erosión, la recurrencia de incendios forestales, la sobreexplotación de los acuíferos y la aridez climática. Además, el riesgo se considera moderado en más de 49.000 hectáreas.

El peligro más elevado de desertificación en la demarcación se localiza en Millares, la zona sur de Enguera, la zona norte de Cortes de Pallás y la zona oeste de Cofrentes, Jalance y Jarafuel. La planificación forestal aprobada provisionalmente por la conselleria en mayo recoge una serie de actuaciones encaminadas a mejorar la estabilidad de las masas forestales, como posibles repoblaciones, tratamientos selvícolas o pequeñas obras para controlar la erosión y mejorar la infiltración de cauces. También se plantea el control del pastoreo y se incluyen unas recomendaciones destinadas a la actividad agrícola y a la explotación de pastos.

El cambio climático está acelerando otros problemas de carácter fitosanitario, con la proliferación de especies invasoras y plagas en los montes en las que también se pone atención. Los montes de la Canal y el Valle de Ayora sobresalen entre otras zonas valencianas por su amplio abanico de hábitats de interés comunitario y especies.

Una cuarta parte de la superficie forestal del territorio (el 25,75%) está sujeta a un riesgo de erosión potencial alto o muy alto

Aproximadamente una cuarta parte de la superficie forestal del territorio radiografiado (el 25,75%) está sujeta a un riesgo de erosión potencial alto o muy alto, como consecuencia sobre todo de la orografía empinada y de la irregularidad y frecuente torrencilidad en las precipitaciones, que generan potenciales pérdidas de suelo de más de 100 toneladas por hectárea al año. En un 48,82% de los terrenos el riesgo de erosión es moderado. En cualquier caso, de momento se considera que la calidad de los suelos de la demarcación es favorable (un 57% de calidad media y un 39% de calidad alta) y "mejor que en otras zonas de la Comunitat Valenciana".

En ese sentido, el plan apuesta entre otras medidas por incentivar el mantenimiento y la reconstrucción de los abancalamientos de terrenos realizados con finalidad agraria, al menos en zonas con importancia estratégica, con erosión alta o muy alta, como estructuras clave para minimizar los procesos de pérdida de suelo como por su valor histórico y paisajístico. Su abandono paulatino por la falta de rentabilidad de los cultivos produce un "efecto dominó" perjudicial para el medio que puede convertir en irrecuperable muchos bancales.

Dudas sobre la financiación

En sus aportaciones al proceso participativo del PORF, Acció Ecologista-Agró ha puesto el foco en la necesidad de concretar el sistema de financiación de las actuaciones previstas, que no queda muy claro. El propio plan señala que una correcta financiación exigiría un aporte de 15,5 millones al año para el mantenimiento de los servicios ambientales, muy lejos de lo previsto, dado que faltan recursos para políticas forestales. El instrumento plantea en todo caso diferentes vías a explorar, como los fondos europeos o el pago por servicios ambientales como incentivo para potenciar la gestión sostenible.

Aunque desde la asociación ambientalista consideran "bastante acertado" el plan de ordenación en líneas generales, Agró insta a la conselleria incrementar los mecanismos de regulación y control para evitar daños medioambientales en áreas protegidas y a exigir a los promotores de aprovechamientos forestales para biomasa que justifiquen la viabilidad y rentabilidad de las explotaciones "de manera objetiva y a largo plazo", a tiempo que piden reforzar el control sobre la ganadería extensiva y las plantas fotovoltaicas y brindar alternativas reales a las quemas agrícolas.

El PORF contempla una inversión de 4,2 millones para reducir la combustibilidad en zonas de alta peligrosidad por incendios, 5,6 millones en ayudas para la gestión forestal sostenible y 5,4 millones para minimizar el riesgo de inundación. También destina 1,4 millones a mejorar la capacidad de infiltración para la recarga de acuíferos o 200.000 euros para fomentar la custodia del territorio y para el desarrollo de programas piloto de gestión forestal sostenible en fincas privadas.

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