José Ferrer, Requena

Familiares del critico cinematográfico valenciano Juan Piqueras, que fue fusilado en 1936 y que hasta ahora ha dado nombre a la sala principal del Instituto Valenciano de Cinematografía, se desplazaron recientemente al cementerio de Dueñas (Palencia) para intentar conseguir la exhumación del que podría ser el cadáver de su tío.

María Ángeles Piqueras, junto a su marido, José Luis Hortelano, han contactado con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Palencia con el fin de tratar de identificar los restos del crítico entre los 4 cadáveres que aparecieron en un lugar próximo a donde fue fusilado.

La muerte del intelectual a los pocos días de comenzar la Guerra Civil, la falta de testigos y el paso del tiempo han impedido, a pesar de los intentos de la familia, que se puedan conocer con certeza las circunstancias que rodearon a su ejecución, así como el lugar de su enterramiento. Por el momento, "en la asociación no tienen mucha más información que la proporcionada por un libro sobre él escrito por Juan Manuel Llopis", manifestaron.

Durante unas obras de ampliación de la carretera en la que supuestamente fue fusilado el crítico de Requena aparecieron hace unos años unos restos. El objetivo es trasladarlos a un mausoleo construido en honor de los fusilados durante la Guerra Civil en la comarca.

Fue hace 20 años cuando Juan Manuel Llopis en su libro Juan Piqueras:El Delluc español arrojó luz sobre la personalidad de este intelectual valenciano, tras seguir su pista por medio mundo y después de entrevistarse con centenares de amigos suyos.

Llopis dio a la familia las primeras pistas sobre la muerte de Piqueras y una aproximación al lugar donde podía encontrarse sus restos, y también a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Palencia para reconstruir en parte la historia de las otras 22 personas que fueron pasadas por las armas junto al crítico.

Crónica de una muerte

El 14 de julio de 1936 Juan Piqueras llegó a Venta de Baños, un importante nudo ferroviario, con la intención de realizar un trasbordo que le llevase a Asturias. Se encontró indispuesto y un vómito de sangre a consecuencia de una antigua úlcera de estómago le obligó a quedarse en la población. Durante los días que permaneció en la población recibió varias visitas de intelectuales y de algún personaje de relevancia política.

Desde que comenzó a saberse en los círculos culturales que se encontraba enfermo se realizaron varios intentos para evacuarle. El bailarín Vicente Escudero contrató desde Valladolid una ambulancia para trasladarlo, pero el día en el que tenía que hacerlo, el 18 de julio, fue incautada al estallar el golpe de Estado.

Piqueras quedó bloqueado en Venta de Baños, que fue tomada el mismo 18 de julio. Las visitas recibidas durante su convalecencia y una etiqueta de un hotel de Moscú, donde había estado hacía unos meses, bastaron para que fuera detenido. Después de esto muy poco se sabe, por lo que los familiares esperan que la exhumación arroje la luz definitiva sobre lo ocurrido.