¿Qué hace metido entre enanitos que viajan en su bolsillo?

Ésta es una novela aparentemente fantástica porque se trata de la historia de un hombre que ve hombrecillos y tiene una relaciones muy intensa con ellos. La novela cuenta la relación del narrador y su experiencia. Para un escritor toda obra esconde una visión metafórica del mundo. Otra cosa es si el lector siempre consigue verla.

Todo lo que aparece en una novela siempre es una metáfora de algo y relacionado con algo. De otra forma sólo tendría una única lectura y sería muy pobre.

¿Kafkiana o estaba pensando en Kafka?

No es kafkiana sólo que Kafka es un lugar común y cuando algo se sale de la norma, o entra en determinados registros, se aplica el adjetivo. Pero no, no tiene que ver con él.

¿Todavía sufre a la hora de escribir?

Sufro y me divierto casi con la misma intensidad. Cuando comienzo a escribir una novela no tengo ni idea de lo que sucederá en la página siguiente, ni cómo será su final.

¿El riesgo es más divertido o se trata simplemente de una actitud anárquica?

Cada uno trabaja según sus emociones y todas son distintas. Si supiera el final de una novela sería incapaz de escribirla porque perdería la emoción de descubrirlo y la sorpresa de encontrarlo. Aunque sí que hay muchos escritores incapaces de lanzarse a escribir desconociendo el final.

¿O sea que, nunca empieza por el primer capítulo?

Siempre comienzo a partir de algo que me llama la atención o que me obsesiona, porque sé que si algo me obsesiona tiene un significado y espero poder llegar a entender el sentido que tenía esa misma obsesión. A partir de ahí tiras del hilo y durante algunos capítulos andas despistado. Así hasta que averiguas desde dónde se está contando la historia. Después aprovechas lo que es aprovechable.

¿Guarda muchas novelas en el cajón?

Afortunadamente, no. Soy de los que comienza y termina un trabajo. Pero sí existen muchos escritores que sienten que su novela está inacabada y se quedan atascados sin saber por dónde salir. Son novelas que acaban pudriéndose.

Esa sensación debe de ser angustiosa.

Debe de serlo. Lo que sucede en muchas ocasiones es que descubres la sensación de llegar a un punto muerto y entonces te quedas dos meses sin ver la luz.

¿Hay que creer en el método?

Sí. El único método en la literatura es la disciplina. Levantarse a una hora y ponerse a escribir. Una vez una novela está en marcha, lo importante es la continuidad. Si la dejas una semana dormida, después es difícil reengancharla.

Y entonces se establece una relación de amor y odio con ella.

No, de odio no. No exageraría. Mas que un sufrimiento es que uno está ante un reto creativo que le pone nervioso. No hablaría de sufrimiento, porque escribir es el mayor el gozo que existe. Cuando estás escribiendo una novela, un trabajo que dura como mínimo dos años, tienes la sensación de que es tu refugio y cada vez que entras en ella es como si lo hicieras en un apartamento en la ciudad que nadie sabe dónde está.

¿Es también una forma de huir de la realidad?

Sí en la medida en que la escritura es evasión y un conflicto con la realidad.

¿Qué le obsesiona y le lleva a iniciar una nueva novela?

Una idea en la cabeza que va creciendo, una imagen que has visto y sabes que ahí hay algo, pero no sabes qué es.

Algunos dicen quese siente más libre en los cuentos porque son trabajos rápidos que permiten liberar esas ideas de las que habla.

Y otros también consideran que me siento mejor en los artículos de prensa. Por fortuna puedo tocar varios registros.

Pero no sería capaz de ir por un único territorio.

Usted, como Almodóvar, por ejemplo, son casos singulares, personas que vienen de oficios totalmente distantes a la cultura y los abandonan para descubrirse ¿Prefiere las sorpresas que ofrece la vida antes que la rutina?

Me gusta la rutina, sólo que empecé a trabajar muy joven. La vida, cuando la observas con perspectiva, descubres que es un disparate y que todo en ella depende del azar.

¿Nunca se ha marcado un destino?

No. De hecho, yo nunca quise ser escritor. Sólo quería escribir y cuando tomé la decisión de escribir no lo hice porque iba a ser escritor. Eso fue algo secundario. Podrían haber pasado muchas cosas en la vida y yo hubiera seguido escribiendo.

¿Cree en las generaciones de escritores?

No tengo conciencia de generación. No soy tampoco de los que mantienen relaciones entre escritores. No se ha dado el caso. Durante años trabajé en Iberia y mi mundo de relaciones era otro.

¿Y cómo escritor, ahora qué busca?

Poder seguir escribiendo mi artículo diario y más reportajes. Es un género que cada día me gusta más. Seguir haciendo lo que me gusta, al fin y al cabo..

Aunque no mantenga relación con su generación gran parte de ella compagina la faceta literaria con la periodística.

¿Es una manera de acercarse de otra forma a los lectores o de poder decir aquello que en los libros no llega más que a un tipo de lector ?

Es que me parece increíble escribir y no tener vínculos con los medios de comunicación. No tengo la impresión de cambiar mi forma de trabajar cuando escribo un libro o un artículo. Todo es literatura.

¿No es también una forma de comprometerse, algo que otros muchos no hacen?

Es el mismo compromiso. Me exaspera cuando se dirigen a mí los periodistas como si no fueran escritores. La frontera entre periodismo y literatura no existe, es más retórica que real. Pero sí creo que deberíamos vivir en una sociedad más comprometida.

¿Cómo ve el mundo?

Últimamente no muy bien.

¿Qué cambiaría?

Pues esa dependencia que tiene el poder político del económico. Es verdad que la clase política está adquiriendo unos hábitos perniciosos con eso de mentir con tanto descaro. No vivimos un momento estupendo.

¿Quién sería un buen personaje a novelar?

Cualquiera. El problema no es el personaje sino cómo lo cuentas. No hay ser humano que, por aburrida que parezca su vida, no sea novelable. Y si tuviera que elegir una historia me habría encantado contar el secuestro de Natascha Kampusch.

Esta semana ha habido Premio Planeta ¿Ganarlo cambia la vida o convierte a uno esclavo de Hacienda?

Lo que cambia es tu vida durante un año con las giras de promoción. Después vuelves a las rutinas. Y en cuanto a mi relación con Hacienda siempre he estado a favor de colaborar con el Estado.

¿Cómo ve Valencia desde la distancia un valenciano que vive en Madrid?

Bien. Es una ciudad de amor lejano en el tiempo y en el espacio. Siempre que puedo vuelvo y paseo por las calles que me gustan. El problema es de tiempo. Mi relación con Valencia es uno de esos amores fugaces condenados a durar, pero no puedo hablar de su realidad porque no la vivo aunque, desde lejos, sí me resulta vergonzosa la imagen que algunos están dando algunos con el espectáculo corrupto. En algunos lugares se está berlusconizando la vida pública pero en Valencia es puro Berlusconi ya, con todo lo que implica.