"Cor i ànima". Con estas dos palabras resumía el editor Josep Gregori el secreto de Bromera, la pequeña editorial de Alzira convertida ahora en un gigante de la edición en valenciano y que ayer reunía a sus autores y colaboradores para celebrar sus primeros 25 años de vida con una gran fiesta en el Teatre el Musical de Valencia.

En una comunidad en la que los índices de lectura están por debajo de la media nacional, además publicando en valenciano y frente al problema que ha supuesto durante décadas la normalización lingüística, el efecto Bromera es de análisis. Sobre todo porque, naciendo de forma modesta, su fondo editorial alcanza ya los 1.800 títulos, ha vendido más de siete millones de ejemplares, posee un corpus de cuatrocientos autores y sus colecciones han alcanzado la cuarentena. Pero además, a Bromera le contemplan otros horizontes como los Premis Ciutat d'Alzira, sus foros y campañas de animación y fomento de la lectura o sus publicaciones paralelas.

"Existe una generación Bromera", recordaba ayer Gregori para añadir que muchos de sus actuales autores habían crecido leyendo sus publicaciones en las escuelas y ahora forman parte de su escudería narrativa. "Seguramente uno de nuestros secretos haya sido que hemos crecido de forma paralela a nuestros propios escritores", comentó.

Gregori, quien hacía balance de estos años acompañado del director editorial, Joan Carles Girbés, y su director gerente, Joan Llinares, reconocía que han sido en muchos casos los premios literarios los que se han convertido con el tiempo en elementos indispensables para normalizar la lengua, potenciar la aparición de nuevos escritores y mover el mercado editorial en la Comunitat Valenciana.

Aun sí, reconocía que la crisis ha puesto en el aire un buen número de certámenes y alertaba sobre el descenso de la línea de ayudas institucionales para un sector que todavía es débil y que se ha concretado con la reciente desaparición de la Dirección General del Libro.

"Es insuficiente el dinero que existe para el libro. La creación de la dirección general no ha ido nunca acompañada de recursos. Se ha ido recortando hasta hacerla desaparecer. Es una cuestión de mayor o menor sensibilidad, pero espero que, siendo la consellera de Cultura una persona que ha presentado un programa de libros y se declara buena lectora, cambie la inercia", añadió Gregori.

El papel no desaparecerá

El editor de La Ribera también auguró que las nuevas tecnologías no acabarán con el papel y que en la actualidad los soportes tecnológicos sólo suponen el 1% o 2% de las ventas. Aunque advirtió que ofrece algunas ventajas sobre el papel, también dijo que "hay que estar atentos aunque no es todavía una amenaza". Eso sí, reconoció que la facturación caerá este ejercicio por encima del 7% que se produjo el pasado año.

Por su parte, Joan Llinares indicó que la situación económica actual es sólo una parte de las preocupaciones del sector que ha de saber "readaptarse a una nueva realidad" ya que en él participan un buen número de componentes. interrelacionados que han de convivir y se necesitan