¿Qué le pasó en "La selva" que le hizo escribir una novela?

Estaba rodando La marcha verde y me llamaron para lanzarme a lo más verde en unos días, el sitio más lejano en el que había estado y con una producción muy potente. Me llevó a plantearme cómo había llegado hasta allí y por qué soy actor. Con esa distancia empecé a elaborar este laberinto en el que voy y vuelvo en el tiempo. Al acabar el rodaje alquilé un apartamento un mes en Río y comencé a hacer vida de escritor.

¿Necesita escribir de sí mismo ¿Es novelista autobiográfico?

Me encuentro cómodo y coherente cuando regreso a mis vivencias, porque bucear en lo que has vivido genera verdad y creo que te permite conectar más. El público, incluso en cine, necesita verdades, porque solo la verdad emociona.

¿Qué espera de la literatura, que le saque de la pobreza del teatro?

He pasado a lo paupérrimo de la literatura. Tengo establecido en el código genético la no búsqueda de dinero. O quizás mi educación sentimental me separa mucho de lo económico, que es lo que abunda en esta ciudad. Solo busco en la literatura la afirmación diaria de sentirme yo mismo. Es mi actividad vital, un alimento que golpea a mi puerta y se sirve de mí para escribir.

¿Dónde ve el futuro, más en la escritura que en la actuación?

El futuro no lo veo porque no me lo planteo. Soy un contador de historias y si no me produce un gusanillo lo que hago lo voy abandonando. De momento, me ilusionan las dos cosas. Si pudiera vivir de solo una de ellas, no renunciaría a la otra.

Los actores se quejan del olvido al pasar la juventud. ¿Lo nota en sus carnes?

Vivimos un tiempo muy esquizofrénico, muy de usar y tirar, en el que ya la moral ni existe. Al decir actor la gente solo piensa ya en un chico de 17 años con una tableta de abdominales, pero las del espíritu y la mente no las potencian. El actor está completo a los 45 años si se está formando desde los 17. Estamos en la época de la inmediatez: un chico puede estar 6 años haciendo tele sin tal vez haber visto una obra de teatro y eso es muy peligroso, porque cada oficio tiene su dignidad.

¿La escena valenciana está tan mal como dice el sindicato de actores?

Hay un momento muy crítico en el que algunos aprovechan la coyuntura para lastrar cualquier intento de potenciar la educación sentimental en pro de la económica. Es indigno lo que está pasando en la educación, pero porque se considera secundaria en sociedades que solo potencian el dinero. Por eso este esperpento diario de corrupción. Si el teatro se continúa considerando solo como ocio seguiremos viendo musicales en teatros públicos, cuando deberían tener otra cabida. Se debería vertebrar que ningún actor estuviera sin sala para ensayar cuando han creado tantos contenedores que no se usan.

¿El audiovisual se desmorona sin el sustento de Canal 9?

Si tienes como único cliente a una televisión en la más absoluta quiebra el efecto dominó se extiende hasta cargarse, no una empresa, sino todo un sector. Esto está generando que cada cual salte como buenamente pueda a otras zonas de trabajo. Es una pena y no nos podemos escudar en el momento. Sarkozy reforzó la cultura y la educación cuando vio que se avecinaba una crisis seria. Aquí las anulamos.