¿El afán por la comunicación no es otro rasgo de lo banal de este mundo, donde vale más el cómo que lo que se dice?

En cierto modo sí, no lo puedo negar. Sin embargo, la comunicación que promulga este libro va más allá del contenido, de las formas. Habla del fondo, de la relación, de la generación de confianza.

¿El político más interesante no sería hoy por autenticidad aquel que no tuviera asesor y maestro de comunicación?

Sí claro, pero debemos ser cautos en esta reclamación. El político total sería el buen gestor que además comunica. Casi prefiero un buen gestor, pero siempre echamos en falta la faceta de comunicación que nos haga creer y confiar. Rajoy y Rubalcaba son ejemplos de lo que no esperamos como ciudadanos.

¿A qué persona influyente atropelló con su vespa y es el origen de su carrera como comunicador?

Me lo guardaré todavía. Fue mucho más trágico de lo que relato en el libro. Recuerdo mis conversaciones con su mujer hasta que dejó de ponerse al teléfono por consejo de sus asesores. Era un concejal, uno de los importantes del momento. El desenlace fue realmente increíble. Me gustaría que él leyera el libro. Quizás se lo mande, porque sé donde vive.

¿Hay alguna diferencia entre un buen comunicador y un "vendecabras"?

La fe en lo que se dice. El primero cree y disfruta con lo que trata de comunicar. El segundo, demasiado habitual en nuestras teles, acepta un guión que alguien le otorga. Ciertos políticos y ciertos comentaristas habitan entre los segundos. Sabios, escritores y cantantes entre los primeros.

No recomienda evadirse de lo que somos, del yo de cada uno, porque el mensaje sonará a falso. ¿Ese es el problema de muchos políticos?

Claro que sí. La dinámica de los partidos impide el posicionamiento personal en muchos casos. Actuar al dictado suele tener premio en un partido. Ser coherente y sincero puede acabar con tu carrera política.

Se refiere a las ruedas de prensa y dice que el comunicador ha de estar abierto a preguntas. No será en la política española...

[Ríe] Hace poco la rueda de prensa de una ministra fue por monitor de televisiónÉ Y se las preparan demasiado. Cada día a los periodistas os lo ponen más difícil, así se certifica la muerte del comunicador político, algo que forma parte de nuestro elenco histórico de primeras figuras en ese campo.

Dice que un problema actual de la política es la falta de "storytelling", de relatos. ¿No será que faltan políticas, ideas?

Sí, también faltan ideas. A mi entender se ha perdido el sentido de la política. Se carece de planes, de objetivos, de ideales y de compromisos. Así es imposible que nos hagan partícipes de un proyecto. Añoramos el "Por el cambio" o el "Váyase, señor González". Sin idea no hay argumento posible.

Deme un consejo práctico para superar el miedo a hablar en público. ¿Vale ese de imaginar al auditorio desnudo?

A mi personalmente no me van esos recursos, lo que no significa que no funcionen. Prefiero pensar que voy a hablar de algo que sé, que domino y en lo que creo. Y que los que están allí van a escucharme y a compartir, no a buscar mis defectos o mis fallos. ¡Ah! y dejar una parte a la intuición, a dejarse llevar, pero una vez entendido y empatizado el ambiente.

Lo que usted propone es controlarlo todo, incluso tener un plan B. ¡Vaya esfuerzo! ¿No hay nada mágico?

Hay una parte mágica, claro que la hay. La magia está en la conexión con el auditorio. El plan B sirve para centrarnos en lo verdaderamente importante, el nexo entre mensaje y audiencia.

Después de 200 páginas de consejos, ¿se considera una persona de éxito?

Ni mucho menos. El éxito está en conseguir lo que te propones. Yo ahora mismo me he propuesto que este libro sea un libro de uso y lectura para muchas personas, y que sea de ayuda para ellas. Eso lo sabré en unos meses, y dependerá de la aceptación de los lectores. No conseguir este reto no supondrá un fracaso, porque buscaré otros nuevos retos. El éxito es algo efímero.