La belleza es lo primero, dice uno de los personajes de «El cielo ha vuelto». ¿Un rasgo de unos tiempos superficiales?

Sí. Y más que la belleza, lo que es lo primero es la juventud, aunque paradójicamente luego los jóvenes tienen que emigrar. Estamos viviendo tiempos con tintes nazis, en el sentido de que se desprecia y se arrincona a los viejos con una desvergüenza nunca vista. Se jubila a la gente con 50 y tantos, y se la envía a casa con saña, así que hacen lo que sea por mantenerse jóvenes, porque la juventud es estar en la sociedad y en el mercado.

Pese a ser actual, la realidad social y política no está de lleno en «El cielo ha vuelto»?

Está presente, pero no es una novela militante, política o social. Pero el trasfondo es fuerte, con Patricia [la modelo protagonista] sometida a un mundo en el que la corrupción y la política influyen.

Escribe fácil para el lector. ¿Por no complicar la vida al público estresado del siglo XXI?

Mi reto desde que empecé es la naturalidad. En lugar de «fulano se tendía en el lecho», decir «fulano se acostaba en la cama». La escritura no tiene que ser el vehículo para apabullar, sino para expresar las emociones más profundas. Si tuviera que definir mi literatura, diría que es muy profunda y envuelta en cierta seda, aunque esté feo que lo diga.

¿Da prioridad a la historia sobre el estilo o es que este no se ve?

El estilo no tiene que verse, pero la prioridad está en el tono. Este te dice si el personaje lo está pasando bien o mal, si su mundo es sombrío o luminoso.

¿Teme que se le atragante el éxito, como a su protagonista?

No, porque no va en mi carácter y este es mi tercer premio ya.

Alfaguara, Nadal y Planeta. Puede ser la autora más premiada en los últimos 20 años?

Me han dicho que soy la única que tiene estos tres, pero nunca he escrito pensando en los premios. Han venido algunos entre decepción y decepción, pero no me han servido para regodearme en mí misma. Sí que me han dado libertad para escribir lo que me dé la gana, sin pensar en qué dirán.

¿Y esa idea extendida de que el Planeta es un premio preparado?

A mí en ninguno de los tres premios me ha llamado nadie importante para decirme si lo quiero. Igual a mí no me han mimado tanto. Al Planeta no me había presentado antes porque intuía que no había llegado el momento. Yo era más de Nadal, porque era, digamos, una escritora literaria, no abocada a las grandes ventas.

¿Y, como a su personaje, todo le ha ido rodado en la vida?

No, porque he tenido que trabajar mucho para dedicarme solo a la escritura. Pero me siento mejor persona así: si el éxito hubiera venido muy pronto, no me hubiera exigido tanto.

Si uno es capaz de enjuiciar su obra, ¿esta es su mejor novela?

Todas tienen mucho de mí. Lo que esconde tu nombre y Entra en mi vida eran más complejas estructuralmente y esta es más fluida, quizá más fresca, con solo una narradora que desconfía de todo.