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Entrevista | Leopoldo Abadía

"Llegará un momento en que un joven trabaje para la pensión de 30 viejos"

Tiene 81 años y usa bastón por culpa de una caída y una cadera- Desde que habló de la "crisis ninja", sus conferencias se llenan y su blog tiene cinco millones de visitas

"Llegará un momento en que un joven trabaje para la pensión de 30 viejos"

Usted emprendió una nueva vida en la tercera edad.

Es verdad. Esto empezó cuando tenía 74 años y medio y sigue. Pero yo no hice nada, salió. Escribí aquel artículillo, se lo envié a alguien, lo hizo circular y al final me hice famoso. Ahora trabajo mucho, pero distinto. Recuerdo mi trabajo de antes y pienso qué aburrido, aunque yo me lo pasaba muy bien. Tengo amigos que no hubiese pensado nunca, Mario Vaquerizo, Alaska... El otro día comí con Belén Esteban y me pareció majísima. ¡Hasta conozco a Mojinos Escozíos!

Esta sociedad mitifica la juventud pero los jóvenes no encuentran empleo por falta de experiencia. Qué contradicción.

Sí, eso pasa. A mí el paro juvenil me da mucha tristeza, claro, pero más me da el parado de 55 años.

¿Se maneja bien con las nuevas tecnologías?

Sí, con alguna dificultad, pero las manejo. Skype, wasap... Me horrorizo cuando escucho a alguien mayor decir "yo del ordenador no quiero saber nada". Se queda en el siglo XV.

Un informe de la Fundación Pilares advertía de que la nueva generación de jubilados no es como las de antes, son universitarios, hablan idiomas, etc. Y la sociedad les ofrece hogares del jubilado, excursiones, petanca... ¿No estábamos preparados?

No, de repente le han salido unos viejecitos jóvenes y que además no se mueren ni a tiros. A mí cuando me preguntan cómo veo el futuro de las pensiones, digo "horroroso". Llegará un momento que habrá un joven que trabajará como un loco y del que dependerá la pensión de 30 viejos.

Eduard Punset (por cierto, 78 años) dice que pronto llegaremos a vivir 150 años.

Sí, yo le he oído decir cosas peores; que no está demostrado que todos nos tengamos que morir. Bueno, hasta ahora se han muerto todos. Y Dios quiera que no sea verdad.

Imagino que a estas alturas todo el mundo le ha pedido sus recetas para salir de la crisis, menos Mariano Rajoy.

No, Rajoy no tiene mi teléfono. Si me llama un día ¿qué hago? ¿Digo que no estoy? (ríe)

¿Y dice usted que es tan fácil como ponese a «discurrir»?

Es que como yo no sé de Economía, me manejo con dos principios fundamentales: el primero, que no se puede estirar el brazo más que la manga; segundo, de donde no hay no se puede sacar. Dicen que estamos saliendo, me alegro, pero dígaselo a la gente de la calle. Hay que quedarse con estas cifras: 55.ooo millones de déficit, estábamos en 91.000, un billón de euros de deuda y 4.526.804 personas sin empleo.

¿Ve a Pablo Iglesias presidente?

Yo le llamo Pablito, espero que no se enfade, para distinguirlo del otro, porque luego hay gente que dice «mira este chico, tan joven, y ya le han puesto una calle en Madrid». Lo que dice Iglesias lo dice él, lo digo yo, lo dice usted, no hace falta ideología para eso.

¿Qué hará cuando su San Quirico (pueblo catalán en el que vive, «camuflado» tras un nombre ficticio) sea independiente?

(se ríe) San Quirico no puede ser independiente nunca porque no existe. Lo de la independencia de Cataluña lo arreglo yo en una semana y tres meses. Lo del tú me robas, yo te expolio, se arregla llevando a un parador normalito a dos funcionarios de tercer nivel del Ministerio de Hacienda y la Conselleria de Hacienda, sin móvil, ni televisión ni periodistas. En una semana hacen números y llegan a un acuerdo. Para la parte patriótica, cultural, sentimental, histórica, se lleva a un grupo como el que pactó la Constitución a un parador, éste de más categoría, incomunicados igual, y en tres meses hay otra Constitución, otro modelo de Estado como propone Pedro Sánchez, pero no imponiéndolo antes como hace él, sino hablarlo a ver a qué acuerdo se llega, ese modelo u otro. Nada es intocable.

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