Dos grandes nombres del arte. Uno de la literatura, otro del cine. Ernest Hemingway y Orson Welles sentían por Valencia una pasión que nunca ocultaron y que para muchos ha pasado desapercibida.
Sin embargo, han sido varias las iniciativas que tratan de reconocer la devoción de ambos por la ciudad. Uno de estos impulsos tuvo lugar ayer a través de la plataforma Valencia International, que, de la mano de Robert Yareham, reunió a un grupo de profesores de inglés y nativos para recorrer los lugares más emblemáticos, que décadas atrás fueron clave para Hemingway y Welles. Yareham explica a Levante-EMV que el primer lugar que ambos pisaron fue la Estación del Norte de Valencia, de ahí que el recorrido de ayer comenzara en el edificio modernista de Demetrio Ribes.
Los pasos de ambos pesos pesados del arte llevaron ayer a este grupo de apasionados de Hemingway y Welles a otros lugares que ambos recorrieron durante su estancia en la ciudad: cafeterías, hoteles, la oficina de Correos... Como recuerda Yareham, algunos establecimientos ya no existen y otros se han reconvertido.
Yareham señala con especial interés lugares como el Colegio de Notarios de la ciudad, situado en la calle de Pascual y Genís. El colegio profesional, explica, fue uno de los lugares donde se rodó la cinta El jardín del Edén, basada en la novela homónima de Hemingway. Sus habitaciones fueron, para el Séptimo Arte, nada más y nada menos que el hotel Ritz de París.
En cada parada de la Ruta Hemingway-Welles, los asistentes leyeron pasajes de las obras del autor de Fiesta (1926), novela que „recuerda Yareham„ Hemingway comenzó a escribir en Valencia. En sus páginas, el escritor norteamericano no esconde su pasión por la tauromaquia. La misma que profesaba el gran Welles y que dejó patente en la plaza de la calle Xàtiva. Es histórica ya la fotografía en la que el «ciudadano Kane» degusta una paella a las puertas de la plaza.
Según Yareham, rutas como las de ayer deben ser un «reclamo para el turismo», sin embargo, lamenta que, «mientras las autoridades de Pamplona han sabido promocionarse gracias a Hemingway, las de Valencia, donde pasó el mismo o más tiempo, no han hecho nada más que permitir el destrozo de los lugares relacionados con él».
