Pocas veces se hace recuento, en un acto cultural, de tan nutrida representación política como la que ayer asistió al «bautizo» de Tercera Setmana, el certamen de teatro impulsado por los empresarios valencianos de artes escénicas (Avetid), en una sala Russafa especialmente concurrida para escuchar a quien se hará cargo del recién nacido, Salva Bolta. Directores de compañía como Toni Benavent, Rosángeles Valls o Alfred Picó, se mezclaban en el paisaje con concejales como Maria Oliver y Carlos Galiana, secretarios autonómicos como Albert Girona y Francesc Colomer, o diputados provinciales como Rosa Pérez, en una comitiva institucional encabezada por el alcalde de Valencia, Joan Ribó.

La presencia no es casual: Tercera Setmana, un festival de origen privado, ha conseguido casi todo su músculo con fondos públicos, recuperando para la ciudad la experiencia truncada en 2011 de VEO, el anterior «gran» certamen para la ciudad de artes escénicas. Bolta desgranaba un presupuesto que asciende a 272.000 euros, de los cuales 70.000 quedan a expensas de la taquilla y de alguna ayuda privada. Los ingresos fijos, es decir 200.000 euros, provienen de la Agència Valenciana de Turisme (60.000), CulturArts (50.000), diputación (50.000) y ayuntamiento (25.000 aportados entre diferentes áreas).

«Están cambiando los tiempos», anunciaba, dylaniana, la presidenta de Avetid, María Ángeles Fayos, recordando la génesis del certamen, hace ya tres años, y con el que se ha recuperado para la ciudad a Bolta, otrora director de Sagunt a Escena, que llevaba casi una década alejado de Valencia y será el director artístico del certamen. «Es un lujo que vuelva», decía ella. «Un lujo es un Louis Vuitton y eso se acabó», recogía socarrón él. Acto seguido, Bolta repasó uno por uno los 28 espectáculos previstos para un festival que se desarrollará entre el 11 y el 19 de junio y ocupará más de una treintena de espacios (interiores y exteriores), entre ellos salas públicas cedidas para la ocasión como el Principal, el Rialto, el Escalante, el TEM o Las Naves.

«No he programado el festival que más me interesa personalmente», admitía el director artístico. Incidía en que para esta edición, «un globo sonda» para tantear al público, se ha priorizado el teatro en sala porque es el terreno que mejor conoce, pero en las próximas ediciones quiere dar aire al teatro en la calle, al circo y danza (también presentes en esta entrega inaugural). El compromiso de las instituciones con el festival, por cierto, es de un año y, para que no haya pérdidas, Bolta estima que necesita una asistencia mínima entre el 60 y 70 % en las salas, con entradas de 8 a 20 euros.

Habrá representación valenciana con CRIT, L´Horta Teatre, PTV Clowns o el Gran Fele, en medio de un maremágnum de propuestas de todos los puntos del Estado. El festival acercará a Valencia, por ejemplo, a Carmen Machi en Juicio a una zorra, con texto de Miguel del Arco; o a Verónica Forqué en el texto de Alfredo Sanzol La respiración. También a la compañía gallega Chévere, Premio Nacional de Teatro; o la ilicitana Ferroviaria de Paco Maciá.

Escoltado por autoridades, Bolta les animó a seguir impulsando el festival, que este año tendrá una coproducción y espera, en un futuro, abrirse a residencias artísticas. Por su parte, Albert Girona expresaba el deseo de que el festival se consolide en el calendario cultural, mientras que Ribó alentó a que el certamen se abra a todas las compañías valencianas, más allá de Avetid, y que trate de ocupar todos los barrios posibles de la ciudad.