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Mnozil Brass

Una banda de metal con el humor de Monty Python

Un septeto austríaco de música teatralizada con reminiscencias a unos Les Luthiers a los que solo conocen «por un vídeo de Youtube»

Una banda de metal con el humor de Monty Python

El primer intento de buscar un referente con el que explicar a qué se dedica Mnozil Brass resulta un chasco. «(A Les Luthiers) los conozco solo de un vídeo en Youtube, pero lo que hacen es muy divertido y musical», se despacha el trompetista Thomas Gansch (a la izquierda en la foto). Él es uno de los miembros del septeto de metal que hoy y mañana visitarán Valencia por primera vez desde que se formó la banda hace más de dos décadas. Han estado más veces en España, pero para el público que acuda a Rambleta „agotaron entradas para el primer concierto programado y tuvieron que añadir una segunda actuación„ quizás resulten unos desconocidos.

En una segunda aproximación a la esencia de esta banda de música y humor se les sugiere otro nombre, el de los Monty Python. «La vida es absurda y los Python nos enseñaron eso, que puedes encontrar algo absurdo o divertido en casi cada situación», reflexiona Gansch. Bingo, los Python sí pueden ayudar a resumir de qué va esta banda, aunque la vertiente cómica requiere una explicación más profunda. «Lo que hacemos es más humor vienés que austríaco, ya que pasamos la mayoría de nuestras vidas en esa maravillosa ciudad; y en Viena no se le llama humor, sino schmäh», explica el trompetista. Prueben a buscar el significado de la palabra en Google: hay incluso un apartado de la web de turismo del país centroeuropeo dedicado a explicar el particular sentido de humor austríaco, con sus especificidades en cada región. La ironía sería un ingrediente transversal, al parecer. Por cierto, el músico rechaza que el estereotipo de rectitud y sobriedad de los vecinos alemanes tenga algo que ver con ellos: «Los austríacos somos más bien conocidos por ser un poco vagos y los vieneses por quejarse mucho». Otro mito al garete.

Han pasado más de veinte años desde que esta banda comenzara sus actuaciones en la taberna de Josef Mnozil, de ahí el nombre. Entonces eran tres integrantes y Gansch advierte de que el espíritu de aquella primera formación «está dormido». «Los integrantes han cambiado dos veces en el grupo», cuenta el trompetista, que de vez en cuando disfruta junto a otros dos músicos del grupo tocando en pubs después del show, recuperando quizás las sensaciones de aquellas giras originales. En este, su nuevo espectáculo, de título Yes yes yes, Gansch promete que el público se encontrará «música de diferentes épocas y un poco de buen, viejo y artesanal entretenimiento». «¡Y habrá un invitado español durante la tarde!», enfatiza a modo de reclama para la audiencia.

Para quienes se sientan al otro lado de la barrera de los prejuicios ante un humor que les pueda resultar ajeno, Gansch lanza el anzuelo: han recorrido medio mundo en todo este tiempo y las reacciones suelen ser similares. «El humor es diferente en todas partes. La reacción del público en Alemania es completamente diferente del que tienen los suizos; en Países Bajos percibes un gran sentimiento de acogida y también en Portugal, mientras que en Taiwán piensas que no les estás gustando, pero al final se vuelven locos. Al final „presume„ a la gente le gusta el espectáculo allí donde vamos, solo que lo expresan de una manera diferente».

Así pues, la banda que conocerán los espectadores españoles es la formada por siete experimentados músicos que han ido puliendo su estilo con los instrumentos y también la puesta en escena. Quedó atrás el carácter más gamberro y desinhibido de los primeros días, pero a cambio hay espectáculos más redondos. Y cada actuación no está exenta de sorpresas, como la que les sucedió en Estados Unidos hace no mucho: «Durante una representación yo me puse a tocar los acordes de Let it go, la canción de la película Frozen. Desde el primer momento los setecientos niños se pusieron a cantarla tan fuerte como podían». Si van a verlos ya saben, esperan que participen del show.

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