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Entrevista

Serafín Marín: "La plaza de Barcelona me daba la vida"

Tras seis años de espera, Serrano Marín contempla con optimismo el futuro de la tauromaquia en su tierra

Serafín Marín: "La plaza de Barcelona me daba la vida"

¿El dictamen del Tribunal Constitucional sobre la celebración de festejos taurinos en Cataluña es sólo una victoria moral?

No. Es una victoria legal. La intención es volver a organizar corridas de toros. Está claro que el Ayuntamiento y la Generalitat pondrán todo tipo de impedimentos, pero a medio y largo plazo habrá toros en Barcelona.

¿Cuáles han sido las reacciones de los aficionados catalanes?

Están felices y alegres, aunque algunos creen que nunca volverán a ver toros en nuestra tierra. Yo, sin embargo, soy optimista. Hemos estado mucho tiempo sin que se nos escuchara y ahora no tienen más remedio que hacerlo, porque la ley está de nuestra parte. La espera ha sido larga pero ha merecido la pena.

¿Cuál ha sido su principal apoyo durante estos seis años de espera?

La esperanza de que el Tribunal Constitucional nos diera la razón. También una gran afición por la tauromaquia y un renovado afán por vivir mejor mi profesión cada día.

Usted ha luchado desde la clandestinidad por un espectáculo legal?

Sí, y por fin podremos dar corridas de toros como se dan en el resto de España. Hay que esperar a que se conozca la sentencia del Constitucional. El gobierno catalán no tiene una ley específica y tendrá que aplicar la estatal, que es la competente.

¿Ha hablado con los empresarios de la plaza de toros?

Hablé con Toño Matilla cuando se supo la noticia y me aseguró que haré el paseíllo en Barcelona. Creo que es una de las personas que más ganas tiene de dar toros en nuestra ciudad y estoy seguro de que, al menos, quiere organizar los dos primeros festejos.

¿Qué significaría personalmente la reapertura de la Monumental?

Sería muy importante porque la plaza de Barcelona me daba la vida. Significaría mucho profesional y anímicamente.

Las imágenes de sus lágrimas en el Parlament cuando se consumó la votación que abolía la tauromaquia de Cataluña dieron la vuelta a España. ¿Ese sufrimiento tiene vuelta atrás?

El dolor nunca tiene vuelta atrás. Ese llanto de impotencia nunca se me ha olvidado. Mis representantes públicos me están quitando el pan, están tirando mi trayectoria por los suelos. Es un sentimiento de injusticia, de desamparo. Para mí Barcelona lo ha sido todo y los diputados la mandaron al carajo apretando un simple botón.

Supongo que también recuerda con desagrado su comparecencia en dicha sede para defender la tauromaquia?

Sí, fue durísimo. Una representante pública me llamó verdugo a la cara, que lo que estaba ejerciendo era una profesión de verdugos. ¿Cómo se digiere eso?

¿Ha hablado con algún político después del fallo del Constitucional?

No, ni quiero. Me han dado muchos disgustos y no me fío de ninguno. Voto porque no queda más remedio. Todos los partidos han buscado más su interés y la foto que la resolución real del problema. Me han utilizado para sus propósitos. Hablo de los políticos catalanes, claro. Ahora el Partido Popular tirará del carro porque ha sido el gobierno central el que ha impulsado el recurso ante el Constitucional gracias, sobre todo, a Pío García Escudero.

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