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Entrevista

Teresa Lanceta: "Me parece más interesante coser que jugar a la pelota"

«La artesanía no tiene miedo a la contemporaneidad, al contrario, quiere vivirla», asegura la artista

Teresa Lanceta (Barcelona, 1951), produce telares influidos por la tradición marroquí. m. a. montesinos

Teresa Lanceta supo desde el principio que aquello que ella había tejido era arte. La energía que le transmitió la primera trama que tejió con algodón natural no la ha abandonado. Aún menos cuando el tejido está, según ella, siendo reconocido por fin en el mundo del arte contemporáneo. Así lo demostró su participación en la Bienal de Venecia este año con telares que ya habían encontrado su lugar en València. Imparte clases en Escola Massana de Barcelona, aunque vive desde hace varios años en Alicante. Confiesa que vive prácticamente en el tren, y se ha comprometido en hacer parada una vez al mes en València para impartir hasta junio un taller sobre lenguaje textil en Bombas Gens.

Su curso se ha quedado sin plazas.

Sí, y hay gente que se ha quedado fuera. Me ha sorprendido el nivel de algunos alumnos, ya que muchos provienen de la licenciatura de Bellas Artes, Historia.. incluso algunos son doctores. En realidad, vienen a intercambiar conocimientos.

¿Le ha sorprendido que un centro como Bombas Gens se interesara en impartir un taller sobre lenguaje textil?

Lo cierto es que sí. Cada vez es menos raro que alguien adquiera una obra textil, pero la Fundació Per Amor a l'Art fue una verdadera pionera. Esta entidad compró unas piezas extraordinarias en su día. Y fue todo un acierto, porque acabaron siendo seleccionadas para ir a la Bienal de Venecia este año.

La directora de Bombas Gens, Nuria Enguita, ha comisariado muchas de sus exposiciones. En una de ellas, señaló que los jóvenes están volviendo a tejer. ¿Lo ha percibido?

Sí. De hecho, los artistas jóvenes han incorporado los oficios artesanales de manera muy natural en sus rutinas artísticas. Tanto el tejido como la cerámica están presentes en sus obras. A ellos se ha sumado la reivindicación de artistas que se han visto relegados por el gran protagonismo de la pintura en el mundo del arte.

¿El tejido está siendo reconocido?

Creo que sí. De hecho, en esta Bienal también se encontraban artistas de renombre que siempre han utilizado el textil. Además, no solo se está recuperando, si no que aquello que ya era bueno está teniendo visibilidad. Una de mis artistas favoritas es Judith Scott. Nació con Síndrome de Down y era sordomuda. Sus obras son impresionantes y demuestran que el arte es universal. Las artes aplicadas -los oficios artesanales- han sabido sobrevivir a lo largo de los siglos por su capacidad de adaptación. La artesanía no tiene miedo a la contemporaneidad, al contrario, quiere vivirla. Yo he incorporado las nuevas tecnologías, pero no tanto como yo querría, porque se necesita presupuesto.

¿Qué o quién ha motivado el cambio para el arte textil?

Las mujeres no se incorporaron al mundo del arte para decir lo mismo que los hombres artistas. Tampoco se incorporaron para decirlo de la misma manera. Han utilizado otros materiales, como el textil para expresarse, ya que es un material ligado tradicionalmente a nuestro género. Sin embargo, la gran aportación de la mujer no ha sido el textil, sino el cuerpo. La mujer dijo en los 60: «Ya no quiero ser campo de batalla; ahora soy batalla». El cuerpo se convirtió en herramienta y medio, y además hubo una revisión y crítica sobre los oficios de la mujer. Ahora ya no estamos en ese punto. Nos toca reivindicar lo que hacemos. Sinceramente, me parece más interesante coser que jugar a la pelota.

También pueden pensar eso muchos hombres.

Desde luego. A primera vista, jugar a la pelota parece ser interesante, ya que más de media humanidad corre detrás de ella. Nos hemos dado cuenta de que las etiquetas son relativas, y eso ha sido en parte gracias a la lucha que ha hecho la mujer por reivindicar ciertos sitios. Los hombres también se han liberado al respecto. Lo que trae uno lo trae para todos.

¿Y quién se incorpora ahora al mundo del arte?

El resto de los continentes. En concreto, África y Asia. Los dos se incorporan con mucho textil.

¿Es necesario tener alguna aptitud o sensibilidad especial para interpretar un telar?

Lo que de verdad hace falta para interpretar arte es aceptar lo que uno ve.

¿Rendirse a la imagen?

Sí, uno tiene que dejarse atrapar por la pieza. Si vas a un museo y te enamora una pieza es que estás en lo cierto, aunque alguien te diga que te equivocas, que eso no es arte.

El artista cubano Wilfredo Prieto llevó a ARCO 2015 una obra compuesta por un vaso de agua. ¿Era arte?

No todo es arte. Los artistas intentan hacer arte, pero no todos lo consiguen. Eso fue una obra de creación que se encuentra dentro del circuido de arte.

¿De quién depende la catalogación?

De los que lo hacen.

¿Cómo supo usted que estaba creando algo artístico?

Empecé a tejer en los 70 de manera espontánea. Nunca pensé dedicarme al arte, sin embargo, desde el primer momento que tejí supe que eso era arte. Fue un impacto para mí, y comprendí que la academia nunca había sabido comprender eso.

¿Está trabajando en algún nuevo proyecto?

Actualmente no. Vengo de unos años en los que no he parado de exponer. Necesito reconponerme para decidir qué es lo siguiente que quiero hacer.

¿Le gustaría cambiar de tercio?

Sí. Aunque es pronto para pronunciarse (ríe).

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