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Música crítica

De aquí y de allá

Obras de Mozart y Chaikowski

Sociedad Filarmónica de València

palau de la música (valència)

Intérpretes: Sestetto Italiano ( David Romano y Marléne Prodigo, violines; Raffaele Mallozzi y David Bursak, violas y Diego Romano y Sara Gentile, cellos) y Miguel Angel Tamarit, clarinete

Excelente propuesta la de combinar un artista local junto a un conjunto de cámara de otras orillas. Así se pudo constatar a un solvente ensemble italianos de la Accademia Nazionale di Santa Cecilia, de Roma y al clarinetista Miguel Angel Tamarit (Valencia, 1964), actual profesor en el Conservatorio Iturbi.

El Quinteto en La mayor K581, fue dedicado por Mozart a su amigo, el clarinetista Anton Stadler, destinatario así mismo de su concierto para clarinete y orquesta. Grupo y solista ofrecieron una versión impecable en la forma y en el fondo. Los maestros italianos poseen un canto diferenciado pero que se teje con anuencia con el lirismo del clarinete, al que siempre respetan para no ocultarlo ante la espesura de la cuerda. Impolutos en la afinación y técnicamente impecables, se sintió la manifiesta comodidad con la que Tamarit propuso su versión, sin aspavientos y con buenas dosis de musicalidad. Su fraseo se ajustó a la partitura con esmero, haciendo piña con sus colegas, hasta el último compás en un ejemplo de equilibrio inter partes no siempre fácil de conseguir. La perfección de la obra está tan bien estructurada que Albert Eistein califico la pieza como realmente concertante entre los cinco. No cupo duda que Tamanit y el Sestetto honraron aquella valiosa apreciación.

Ya en la segunda parte, el grupo se completo con su formación original para dar una versión no siempre ajustada de la última obra de cámara de Chaikovski, Souvenir de Florence op. 70, resultado de las impresiones del ruso en sus viajes por Italia. Fue una lectura tumultuosa, pareciendo que estábamos ante otros intérpretes. Se echó de menos una ortografía musical más respirada, donde puntos y comas dieran un discurso de mejor impresión. La obra es densa y, por ende, obliga a dosificar los tempi para disfrutar de los temas y ritmos rusos que incluyó el autor. Todos fueron ovacionados respondiendo con otro fragmento camerístico de Brahms. Por cierto, sigue fallando la producción de luces sobre el escenario de la Sala Iturbi: 15 focos fundidos. ¿Tan difícil es cambiarlos y acondicionar la batería de luces al artista o grupo de casa sesión? Es sólo para verlos mejor.

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