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Entrevista

Hovik Keuchkerian: "Si supiera lo que siente el público no subiría más al escenario"

«Hacer reír o llorar están más cerca de lo que se puede pensar, al final son emociones»

Hovik Keuchkerian: "Si supiera lo que siente el público no subiría más al escenario"

Hablar con Hovik Keuchkerian (Beirut, Líbano, 1972) no ha sido tarea fácil estos días debido a sus compromisos profesionales. Ha estado embarcado en Marruecos con un nuevo proyecto con el actor Jean Reno, síntoma de la buena racha de este actor, que a los tres años abandonó su Beirut natal para emigrar a España. Hoy regresa a València con una nueva oportunidad para el público de escucharlo y degustarlo en «Un obús en el corazón», con producción de L´Om Imprebis y dirección de Santiago Sánchez. Estará en el Teatre Talia con este texto de Wadji Mouawad, autor de la célebre «Incendios», hasta el próximo domingo.

P ¿Cómo definiría «Un obús en el corazón»?

R Definirla es una tarea complicada por la complejidad del texto, de las imágenes que llega a transmitir en cada uno de los versos, por los cambios en la temporalidad, los flashbacks, los cambios de atmósferas. La definición que más se le acerca es el propio título.

P ¿Qué va a sentir el público que vaya a verle?

R Ni puedo, ni debo, ni quiero saber lo que va a sentir el público. Si lo supiera no subiría más al escenario porque no tendría mucho sentido. «Un obús en el corazón» tiene una cosa fantástica es que a cada uno le lleva a un sitio particular. Lo que sí espero es que sientan mucho.

P Usted es de origen libanés, como el autor de la obra, Wajdi Mouawad. ¿Se siente por ello más identificado con el personaje?

R El autor es libanés, como yo, que nací en el Líbano. Y además los dos abandonamos Beirut en el 75, cuando estalló la guerra civil. Yo no tengo recuerdos de Beirut, salvo lo que me contaba mi padre y me cuenta mi madre. Me he acercado al autor, no tanto por los orígenes, sino por lo que dice y plantea con su mensaje: la grandeza del silencio, encarar los miedos de la infancia y todo aquello que nos marca y que antes o después la vida nos va a obligar a mirarlo para crecer como personas. Para mí esta obra es una Biblia, lo recito casi a diario. Está siendo un maestro vital. El origen es algo anecdótico, bonito, pero es más la contundencia del texto.

P ¿Su físico (fue campeón de España de boxeo) ha marcado su trayectoria profesional? ¿Le ofrecen más papeles de tipo duro?

R El físico es el que tiene cada uno. Yo tengo este. A veces más gordo, a veces más delgado€ Pero tengo esta cara, estas manos, esta voz€ De arranque, el físico me ha colocado en determinados papeles que ya por definición el tipo es como yo. No creo que esté encasillado tampoco me da miedo, no me preocupa. Creo que puedo interpretar cualquier tipo de personajes. Pero sí, puede que de entrada el físico me lleve a personajes toscos, rudos, masculinos€ Pero por ahora lo único que tiene en común los personajes que he hecho hasta ahora ha sido su físico, en todo lo demás cada uno tiene su matiz.

P A pesar de todo, empezó en la comedia.

R Empecé en la comedia porque mi amigo Jorge Blass me invitó a subir al escenario. A partir de ahí me enamoré del escenario, de hacer reír. Ya escribía poesía en esa época y lo que hice fue cambiar el foco.

P ¿Qué le reporta más satisfacciones: hacer reír o llorar?

R Hacer reír o llorar están más cerca de lo que se puede pensar, al final son emociones. No sé qué es más fácil. Son sabores distintos, pero en definitiva es transmitir desde un escenario. Estoy igual de cómodo. También depende mucho de cómo estés tú como persona.

P Ha hecho cine, teatro y televisión. ¿Dónde se siente más a gusto?

R La satisfacción está en subir al escenario y vaciarse y volar y que el público se suba contigo en el barco, indistintamente de que sea para reír o llorar. Conseguir esa comunión entre el tipo que habla en el escenario y el espectador. Me siento igual de bien haciendo las tres cosas. Son ritmos totalmente distintos y atmósferas diferentes. Yo he descubierto el teatro con «Un obús en el corazón» y Santiago Sánchez así que me quedo con el teatro. Está vivo, respiras con la gente, no tiene red y menos con un monologo como este.

P También escribe. ¿Es la manera del actor de ser uno mismo y no lo que le dictan los demás?

R No sé por qué escribo. A veces parece que tienes que justificarte en muchas facetas de la vida. Cuando lo hago es porque me ha venido y no me ha quedado más que escupirlo en el papel. Tiene que ver con no poder controlar esa necesidad de escribir lo que te viene a la cabeza. En mi caso suele coincidir con rachas un poco lúgubres. No sé si es libertad. Te debo una respuesta

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