Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Quince lustros de la OV

Fotografía reciente de la OV, bajo la dirección de Ramón Tebar. e. ripoll

Se dice pronto. Una orquesta sinfónica de la calidad como la que ostenta la Orquesta de València no se improvisa. Detrás de lo que ahora escuchamos hay toda una larga historia y un extenso recorrido. Desde el teatro Principal hasta el Palau de la Música, pasando por el derribado teatro Apolo o el desaparecido cine Martí, la orquesta ha ofrecido cientos de obras preparadas en miles de horas de ensayos en el Palacio de la Exposición, en el antiguo convento de El Carmen, o en el Salón Dorado de La Lonja.

Varias generaciones de músicos -no siempre en las mejores condiciones laborables- han integrado su plantilla, bien como funcionarios o como contratados. Y por eso, para completar su salario, debían prolongar su jornada en teatros como el Ruzafa o el Alcázar mientras que otros pocos se dedicaban parcialmente a la docencia.

La orquesta se creó en 1943 como Orquesta Municipal de València, si bien en la ciudad habían existido otras formaciones como la Orquesta Sinfónica de València (fundada en 1916), la Valenciana de Cambra, la Ferroviaria, la Orquesta Clásica, la del Conservatorio o la Orquesta Mozart. El concierto inaugural, dirigido por Lamote de Griñón, tuvo lugar el 30 de mayo de 1943, a las? 11 de la noche! Seis años después, en abril de 1949, la Orquesta se presentaba en Madrid con Iturbi recién llegado de los EUA, en el podio y en el teclado, y al año siguiente se convertiría en la primera orquesta española en actuar en el extranjero, también con la dirección de Iturbi, en un momento especialmente difícil por la situación política de la posguerra española. Cuando entrevisté a Iturbi en su mansión de Beverly Hills, 7 meses antes de su muerte, recuerdo su emoción y su orgullo por haber podido organizar aquella serie de conciertos multitudinarios con «su orquesta» por Gran Bretaña y Francia.

Sin embargo, a lo largo de estos 75 años que ahora se cumplen, no han sido pocas las dificultades porque no siempre la sensibilidad política corre paralela a las necesidades de los músicos ni del público. De ahí que sea necesario que los músicos actuales puedan producir sus propios ensembles de cámara lo cual redundará en su perfeccionamiento y, por ende, en su trabajo en el tutti de la orquesta. Podemos sentirnos satisfechos del nivel alcanzado y de ser un faro indispensable en la cultura valenciana. Los programas de la orquesta están a la altura de otras sinfónicas españolas y europeas. Autores como Mahler, Shostakovich, Bernstein o Stravinsky son interpretados con la misma vehemencia que se toca a Mozart, Beethoven, Brahms o Ravel.

Desde 1987, con la apuesta municipal por tener un auditorio de altura de la tercera capital de España, la Orquesta de València tiene su sede en el Palau de la Música, cuya acústica ha sido reconocida y alabado por los más diversos solistas y directores. Y, por supuesto, no olvidemos al público que admira y quiere a su orquesta. No hay más que escuchar la manera como se la aplaude cada viernes. Larga vida para todos: por y para la Música.

Compartir el artículo

stats